El nuevo contrato de la basura (el plazo de las empresas para presentarse termina el próximo 12 de diciembre) implicará un cambio radical en la forma como funciona hasta ahora la deixalleria municipal. La empresa que gane el contrato deberá incluir dos nuevos espacios: uno para poner a disposición de los vecinos de la ciudad los objetos que han sido desechados pero que pueden tener un segundo uso y otro con un taller donde acondicionar objetos que, tras una reparación sencilla, también pueden ser reutilizados.
Para incorporar estos dos servicios la deixalleria contará con el doble de superficie que ahora, ya que se anexará un espacio que se encuentra al lado y donde hasta ahora había un depósito de vehículos municipales.
La otra peculiaridad es que el servicio, incluido en el lote 3, deberá ser prestado por un centro especial de trabajo que emplee a personas con discapacidad intelectual.
Un estudio exhaustivo
Además de lo que contempla el nuevo contrato, el Ayuntamiento de Tarragona ha encargado la elaboración de un plan local de prevención de residuos municipales. La meta es conseguir, como mínimo, reducir la generación de residuos municipales (los generados en los domicilios particulares, comercios, oficinas y servicios) a los 1,25 kilogramos por habitante al día. Se trata de la cifra que había en la ciudad en 2014 y que fue la menor de los últimos diez años. El año pasado, por ejemplo, se generaron 1,28 kilogramos.
La elaboración del plan incluye un estudio exhaustivo de los objetos que llegan actualmente a la deixalleria para clasificar los principales tipos y porcentaje de los que podrían ser reutilizados. Se trata sobre todo de muebles, objetos de decoración y del hogar, aparatos eléctricos y electrónicos, artículos para bebés (coches, cunas, bañeras, tronas...) material deportivo (esquís, bicicletas, raquetas...) libros y textil y calzado entre otros.
También se definirá como deberán funcionar los nuevos espacios de reutilización y de preparación para la reutilización (PxR), así como los criterios para priorizar a los usuarios que podrán retirar los objetos gratuitamente, así como el límite de productos a retirar.
De hecho hay que aclarar que cuando entre en marcha el nuevo contrato las personas empadronadas en el municipio ya contarán con una tarjeta identificativa que será necesaria para utilizar los contenedores de basura de la calle. Esta misma tarjeta será necesaria para acceder a la deixalleria.
Cambios en el sistema
Más allá de los objetos que se lleven expresamente a la deixalleria, o a las deixalleries móviles, también habrá cambios en la recogida de los objetos voluminosos que se producen en los domicilios. En estos casos los operarios contarán con información para detectar los objetos potencialmente reutilizables y podrán darles un trato adecuado.
Los técnicos municipales de Neteja explican que la intención es que una vez los artículos están clasificados y listos para la reutilización sus fotos sean subidas a una web en la que podrán ser consultados.
Además, el centro de trabajo que gestione la deixalleria también deberá organizar talleres abiertos a la ciudadanía para aprender a reparar y reutilizar.
Uno de los ejemplos que tomará en cuenta es el del Ayuntamiento de Viladecans, donde desde 2013 la deixalleria se ha convertido en un centro polivalente en el cual se pueden reparar y reutilizar elementos que antes eran lanzados a la basura. Cuentan también con unos talleres de asesoría a los vecinos para alargar la vida de electrodomésticos, ropa, muebles o bicicletas.
Adaptarse a la ley
Uno de los objetivos de estos cambios en el funcionamiento de la deixalleria es cumplir con lo que dicta la ley estatal 7/2022, de 8 de abril «de residuos y suelos contaminados para una economía circular». La norma contempla expresamente que los municipios deberán fomentar la reutilización de productos mediante «la implantación de sistemas que promuevan actividades de reparación, reutilización y actualización, en particular para los aparatos eléctricos y electrónicos, pilas y acumuladores, textiles y muebles, envases y materiales y productos de construcción».
La norma pone como objetivo para 2025 reducir el peso de los residuos en un 13% respecto al 2010 y en 2030 en un 15% respecto a 2010. Además se espera que en breve aparezca una nueva ley catalana que también implicará cambios en este sentido.
El concejal de Neteja, Jordi Fortuny asegura que estos cambios en la manera de funcionar implican un nuevo paradigma para la ciudadanía: «¿Qué hacemos con aquella mesa, aquella lámpara? ¿la tenemos que quemar? No, la podemos reutilizar. Esta nueva forma de funcionar nos permitirá no quemar tanto y trabajar por el medio ambiente y el planeta», señala.
los objetos reutilizables podrán ser consultados en una página web