Marruecos ha obligado a abandonar el Sahara Occidental a Núria Bota, una maestra de primaria y activista tarraconense, implicada desde hace 12 años en la causa saharaui. La vigilaron de cerca desde su llegada al país, hasta que consiguieron expulsarla por la fuerza. La joven emprendió hace unas semanas un viaje personal que tenía como principales destinos Mauritania y el Sahara Occidental. Bota conoce bien de cerca el pueblo saharaui, ya que ha viajado en los campos de refugiados de Argelia en más de una quincena de ocasiones. Pese a ello, era la primera vez que visitaba el Sahara Occidental, ahora bajo control de Marruecos. Y la verdad es que es un viaje que jamás olvidará.
«Queríamos hablar con saharauis de los territorios ocupados, pero sin ningún objetivo periodístico ni nada. Solo para conocer su estado», explica Núria Bota. Cruzaron la frontera de Mauritania al Sahara Occidental y todo parecía normal. Su objetivo era pasar unos días a Dajla, antes de dirigirse a la capital, El Aaiún.
Bota iba acompañada de un amigo. «El segundo día en Dajla ya detectamos que nos estaban controlando. Entre cinco y siete personas nos vigilaban. Nos seguían, nos hacían fotos a distancia, e incluso durmieron en un coche en la puerta del hotel donde nos hospedábamos», relata Bota. La joven llamó por teléfono a un amigo suyo saharaui para preguntar si era normal esta vigilancia, teniendo en cuenta que eran turistas. «Me dijo que este nivel de intimidación no era habitual. Que seguramente habían rastreado mi nombre y ya sabían de mi implicación con la causa saharaui», añade.
El control era constante, pero los policías no acababan de acercarse a los dos protagonistas. El pasado miércoles, Bota y su acompañante tenían previsto emprender el viaje dirección El Aaiún. «Llegamos a la parada de taxi y el taxista nos dijo que nos esperáramos. Ya vimos entonces como la policía secreta hablaba con él. Finalmente subimos al taxi y todo parecía normal», recuerda Bota. En el último control antes de llegar a la capital, ya les hicieron bajar del vehículo y les encerraron en un cuarto con diez policías. «Nos decían que nos expulsaban del país y que nos trasladarían al aeropuerto en un coche», relata la protagonista.
Bota asegura que los trataron como si fuesen terroristas. «Ya en el aeropuerto nos cachearon, nos obligaron a abrir las maletas. Parecía que estábamos poniendo en peligro a todo el avión», dice Bota, quien añade que «si esto es lo que vivimos nosotros, no puedo ni imaginar la represión que deben vivir los saharauis por parte del gobierno marroquí».
Denuncia la ocupación
Bota empezó a querer el pueblo saharaui hace 12 años. Fue una de las impulsoras del proyecto educativo Una Finestra al Món, que consiste en dar a conocer el pueblo saharaui a través de un intercambio entre una escuela tarraconense y otra de Smara, uno de los campos de refugiados, ubicado en Argelia. Cada año, un grupo de voluntarios viaja hasta Smara para organizar talleres y charlas. El proyecto ha conseguido construir bibliotecas en los campos de refugiados.
«Nuestro objetivo es difundir la situación injusta y represiva que vive este pueblo», dice Bota. Y es que, desde 1975, el territorio saharaui está ocupado por Marruecos. «Además, queremos denunciar la falta de implicación del gobierno de España frente a esta situación, ya que es la potencia administradora del territorio», asegura la activista, quien finalmente critica el «bloqueo informativo» que existe acerca de este conflicto.