«Me gusta la gente, me encantaría tener un trabajo»

Joan Pinel enseña orgulloso cómo funciona el pinganillo que le conecta con el resto de sus compañeros. Reconoce que desde que supo que podría hacer prácticas en Parc Central lo que más deseaba era que el tocara en el área de seguridad y está encantado. Recuerda especialmente el primer día «cuando me presentaron a todos los compañeros y vi el sitio desde donde se controlaban todas las cámaras».

Joan tiene 23 años y es una de las ocho personas de la asociación Down Tarragona que se han integrado en distintos puestos de trabajo en el centro comercial como voluntarias durante esta semana a propósito del Día Mundial del Síndrome de Down, que se celebra cada 21 de marzo (en alusión al cromosoma 21).

A sus compañeros se les puede ver estos días en el supermercado, en distintas tiendas, en la gerencia o en mantenimiento. Es el tercer año en que se realiza la iniciativa entre el centro comercial y la asociación que atiende a personas con síndrome de Down y otros tipos de discapacidad intelectual.

En el caso de Joan tiene Síndrome de Williams, un trastorno del neurodesarrollo, poco frecuente y de origen genético. Cristian Fuentes, su preparador laboral, destaca de él que es una persona con muchas habilidades para tratar con el público.

Basta con conocerle para los fotos para darse cuenta de que es cierto. Él mismo lo corrobora: «Me gusta relacionarme con la gente y con los compañeros, me encantaría tener un trabajo... Ojalá más empresas dieran oportunidades, porque tener un trabajo te hace sentirte a gusto».

Joan, también tiene conocimientos de ventas (estudió un itinerario formativo específico al respecto) de jardinería y cocina y como el resto de compañeros que participa en la experiencia, está buscando empleo.

Pero no es tan fácil. Tal como apunta Xavier Sanmiguel, presidente de Down Tarragona y también de Down Catalunya, en el Estado hay unas 22.000 personas con síndrome de Down, de las cuales solo 4.000 tienen un empleo. Además, la inmensa mayoría de quienes trabajan lo hace en un centro especial de empleo o similar y solo un 5% está en la empresa ordinaria.

Justamente conseguir que verles trabajando en la empresa ordinaria no sea algo excepcional, fue una de las motivaciones de la iniciativa a la que se ha prestado el centro comercial. «Era una manera de sensibilizar a las empresas y a la sociedad», apunta Fuentes.

Sin sobreprotección

Las empresas participantes reciben una formación en la que se les habla sobre la discapacidad en general y sobre las particularidades de la persona que va a trabajar con ellos.

Para la mayoría, explica Fuentes, es la primera experiencia de este tipo. «Encontramos que muchas tienen miedo de no saber cómo tratarles... Estamos acostumbrados a sobreprotegerles, pero de lo que se trata es de que sean uno más de la plantilla. No necesitan un trato de favor».

Después de la formación se procede a la adaptación del puesto de trabajo tanto en tareas como en material. «Algunas empresas terminan reconociendo que la adaptación de estas personas ha sido más fácil que la de otras sin discapacidad», relata.

Joan forma parte del programa Agafa’t al 21 de inserción laboral en el que se trabaja para potenciar las habilidades de cada uno. Una de las dificultades con las que se encuentran, explica Fuentes, es que la mayoría de las formaciones acaban a los 21 años. Es por ello que si la persona, por ejemplo, tiene interés y habilidades por la hostelería, se les adapta el material y se les acompaña para que puedan sacarse el título de manipulador de alimentos.

De la cuarentena de participantes del programa 11 ya tienen contrato indefinido y 4 fijo discontinuo. (De momento ninguna trabaja en el centro comercial pero no lo descartan a medio plazo). A todas se les hace un acompañamiento que va disminuyendo en intensidad a medida que avanza el tiempo en la empresa.

Eso sí, advierte Fuentesm que queda mucho camino por hacer, comenzando por las propias administraciones públicas que en muchos casos prefieren contratar a centros especiales de empleo para cumplir con las cuotas que impone la ley en lugar de contratar directamente a personas con discapacidad.