Unos vecinos, que están de okupas en unos pisos del barrio Parc Riuclar, montaron por segunda vez este año –en 2017 ya lo hicieron en otra ocasión más– una piscina en medio de la rambla y la llenaron con agua procedente de la red municipal.
Una patrulla de la Guàrdia Urbana, tras la llamada de un vecino, se desplazó al lugar y comprobó que allí estaba la piscina. Los agentes retiraron el tapón para que saliera el agua y la retiraron.
Los guardias no pudieron contactar con ningún responsable. Al parecer, la familia que montó la instalación es muy problemática y ha tenido enfrentamientos con los vecinos por los ruidos que causa a todas horas.
