Multitudinaria despedida para un Sant Magí como los de antes

Lo necesitábamos, y la gran afluencia de gente por todas partes es la principal prueba del éxito de unas fiestas de Sant Magí que han estado a la altura de una ciudadanía sedienta de vivir de nuevo una fiesta mayor, que deberíamos a empezar a considerar si hay que seguir hablando de ella como la fiesta mayor pequeña de Tarragona.

Una muestra de ello fue la procesión, que volvía a salir después de dos años, y en la que la tradición y el simbolismo se mezclaron con el júbilo y la euforia del reencuentro para la gran mayoría, y de la descubierta para las nuevas generaciones. «Para ella es todo nuevo, no lo había podido ver nunca», decía Jordi, que iba con su hija pequeña, que no había vivido un Sant Magí sin restricciones por culpa de la pandemia.

En las escaleras de la Catedral, el Magí de les Timbales se llevó el primer baño de masas mientras subía en dirección al Portal del Carro, en L’Anada a la Porfessó. Este se repetía con los gegantons Negritos y los Vells. «Con estos iba mi marido, que también era casteller de los Xiquets y hacía el pilar y después inauguró los gegants del Serrallo», decía Teresa Mansilla. Hace cinco años que esta enviudó, pero junto a su marido Antonio, conocido popularmente como ‘El Chocolate’, habían vivido intensamente las fiestas durante muchos años. Y ayer Teresa no se lo quiso perder, demostrando que no tan solo los más pequeños se lo pasan en grande cuando pasan los nanos y los balls de bastons por las calles de la ciudad.

Minutos antes, por este mismo espacio subía Sergi Baches, coordinador dels Portants de l’Aigua, y rendido después de estos días. «Hemos vivido una emoción especial, también durante el recorrido cuando recordamos los cinco años de los atentados de Barcelona y Cambrils», afirmaba. El año que viene celebrarán treinta años de la Baixada de l’Aigua, una efeméride en la ya empezarán a pensar de cara a los próximos días para preparar una conmemoración especial.

Alrededor de las 19 horas, la imagen de Sant Magí se incorporaba a la procesión y esta empezaba a avanzar por las calles de la Part Alta. Mientras tanto, muchos tarraconenses se dirigían hacia el Portal del Carro y aprovechaban para conocer los secretos del espacio que cobija el patrón de la ciudad. Algunos aprovechaban para comprar las velas. En cambio, los que habían esperado para comprar el botijo con el agua bendecida se quedaron con las ganas, ya que estos se habían agotado. «Lo hemos vendido todo», decía Isabel Macías, de la Comissió de Festes de Sant Magí. A la una del mediodía ya no quedaba nada, a pesar de que, entre botijos y botellas había más de 3.000 unidades. «Hemos tenido que rescatar algunos ejemplares que nos quedaban de otros años y hemos podido alargar un poco hasta la tarde, y si nos viene alguien con una botella de plástico puede rellenarla, pero ya no se puede comprar», decía. Habían iniciado el turno a las cuatro de la mañana para que los más madrugadores, que fueron a la misa de la novena de las cinco, ya se lo encontraran todo preparado, por lo que a la hora de la procesión ya solo les quedaba el cansancio de una larga jornada.

A las ocho de la noche las escaleras del Antic Escorxador estaban llenas a abarrotar. Una gran multitud esperaba en este espacio para vivir uno de los momentos más especiales de la procesión. Este se producía cuando la imagen del patrón llegaba a la plaza de la Pagesia y las cuatro collas de la ciudad levantaban simultáneamente sus pilares. Joves y Xiquets se decantaron por una torre de cinco, mientras que los del Serrallo y Sant Pere i Sant Pau hacían la de cuatro. Minutos más tarde empezaba a disparar la Pirotècnia García, de Lliçà d’Amunt, que con sus truenos acompañó a la imagen del santo en sus últimos pasos hacia el Portal del Carro.

Antes de entrar, otro de los momentos más especiales, cuando las cuatro collas subieron con el pilar caminant el tramo de cuesta para un último saludo a Sant Magí, antes de volver a entrar a la iglesia. Pese a la intensidad del día que habían vivido y que tenían grandes dificultades para abrirse paso entre el público, todas ellas lo consiguieron. Y aquí destacó el sprin con el que afrontó el reto la Colla Castellera de Sant Pere i Sant Pau. Y ahora ya toca pensar en Santa Tecla, que este año se presenta intensa.