«No podemos irnos del chalet. En nuestro piso de propiedad también hay inquilinos. Llevamos meses pidiéndoles que se vayan, pero todavía no lo han hecho». Estas son las palabras de la familia que alquiló el chalet propiedad del matrimonio que vive en una furgoneta en el barrio de La Floresta. No se van de la vivienda, pese a que el contrato venció a principios de noviembre, porque no tienen donde ir. Su piso, ubicado en Bonavista, también tiene inquilinos. «Hace meses que les pedimos que tenían que irse. Les hemos mandado un burofax comunicándoles la situación. Dicen que a finales de diciembre se irán», aseguran los inquilinos del chalet, quienes añaden que será entonces cuando abandonarán el chalet.
Esta historia se remonta a hace unos días, cuando Josep y Ester, un matrimonio propietario de un chalet de La Floresta, denunciaron que se veían obligados a vivir en una furgoneta porque los inquilinos de su propia casa no se querían ir, pese a haber vencido el contrato de alquiler. El Diari lo avanzó y, ahora, son los inquilinos los que quieren hablar y dar su versión de los hechos.
Se trata de un matrimonio con cuatro hijos menores. Prefieren no dar a conocer su nombre. Aseguran que desde 2019, cuando alquilaron el chalet, los propietarios les prometieron que acabarían vendiéndoles la vivienda. «Por eso nosotros hemos hecho varias inversiones, como acicalar el jardín. Nos hemos gastado mucho dinero», explican los inquilinos, quienes añaden que «durante estos cinco años nos han estado mareando: ahora os lo vendemos, ahora no. Está siendo una pesadilla».
La familia, muy conocida en la ciudad de Tarragona, insiste en que el contrato de alquiler venció hace menos de un mes, el 3 de noviembre de 2024, y añaden que siempre han pagado religiosamente las cuotas. Incluso ahora que el contrato ha caducado. «Estamos buscando una solución para no quedarnos en la calle. Somos los primeros que tenemos ganas de irnos», aseguran.
Cruce de demandas
Los propietarios del chalet quieren recuperar su vivienda después de más de diez años viviendo en Canarias. Josep y Ester llegaron a Tarragona hace un año y, desde entonces viven en una furgoneta aparcada en un garaje de apenas 25 metros cuadrados. El matrimonio dio un plazo de cuatro meses para que los inquilinos se fueran. No lo hicieron. Ahora, cuando ha pasado un mes desde que venciera el contrato, Josep y Ester piden a la familia que deje la vivienda.
La situación entre ambas partes es tan tensa que ha habido incluso cruce de demandas judiciales. Tanto unos como otros alegan que necesitan el chalet porque no tienen un techo donde dormir.
Los inquilinos desmienten la versión de Josep y Ester. «Viven aquí desde que el caso ha saltado a la prensa. Están exagerando la situación», aseguran los arrendatarios, quienes añaden que el matrimonio está empadronado en otra vivienda, en el centro. Sin embargo, Josep asegura que esto es mentira. «La casa en la que estamos empadronados era de una tía, y nos tuvimos que empadronar por obligación al irnos a las Canarias», añade Josep.
La familia inquilina, por su lado, asegura estar viviendo un auténtico infierno desde hace una semana. «Es una pesadilla. Por redes nos están linchando y no podemos salir de casa porque nos da miedo que entren a casa. Nos están amenazando de muerte», explica la mujer, quien añade que «mis hijos lo están pasándolo fatal. No quieren ir ni al colegio por miedo».