Pasar página con mascarilla

Las librerías reabren puertas entre medidas de seguridad y la entrega de muchos de los pedidos realizados durante el confinamiento

15 mayo 2020 15:24 | Actualizado a 15 mayo 2020 16:45
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Las librerías reabrieron sus puertas el lunes día 11 sin cita previa, aunque con una nueva fisonomía en forma de aforo limitado, mascarillas, guantes, mamparas y gel desinfectante para los clientes, que pueden mirar, tocar y hojear los volúmenes como antes de la pandemia. Eso sí, con todas las medidas de seguridad. 

Que tuvieran la persiana bajada no ha sido sinónimo de que los libreros no hayan trabajado. Más bien al contrario. La actividad ha sido frenética durante el confinamiento con encargos, paquetería y en algunos casos reparto a domicilio. Otros establecimientos optaron por permitir reservas para entregar a partir de esta semana.

Y aunque todos coinciden en que el Sant Jordi 2020 no se puede comparar ni ínfimamente con una fiesta habitual, la adhesión a plataformas como Libelista o #LlibreriesObertes así como el constante contacto con sus lectores a través de sus páginas webs y las redes sociales, les ha permitido coger oxígeno. El sentimiento es de agradecimiento por la fidelidad y la respuesta de los clientes así como prudencia y expectativa de cara al 23 de julio, cuando en principio está previsto celebrar un día del libro alternativo.

Mamparas, aforos limitados y gel para evitar la propagación del coronavirus

«Yo no cerré porque también tengo prensa y papelería», cuenta Esther Vivancos, de la Llibreria Esther, de Segur de Calafell. Y aunque la primera quincena del confinamiento apenas entraban clientes, el flujo se ha ido animando. «Podría haber cerrado pero también es un servicio que das a la gente del barrio porque los padres están desesperados con los deberes de los críos y prácticamente cada día imprimo tareas escolares. Me daban las gracias por tener abierto e incluso me pedían mascarillas», relata.

Así las cosas, el pasado 1 de mayo, séptimo aniversario de la tienda, para celebrarlo Esther decidió regalar las codiciadas mascarillas a los «clientes VIP», bromea. Por lo que respecta al aforo, por el momento es de dos personas en el interior del local, una en cada pasillo, separadas por las novedades editoriales. Mampara protectora en la caja, alcohol y desinfección son las nuevas tónicas. 

En El Vendrell, la Llibreria Mitjans reabría puertas junto con la papelería con una buena respuesta las dos primeras jornadas. En cuanto a la manera de trabajar se ha diferenciado en ambos locales. Así, en la papelería se restringe el acceso al interior. «En la puerta tenemos los expositores y atendemos desde una distancia prudencial. Tenemos artículos pequeños como bolígrafos, gomas... De momento lo hacemos así», comenta Nuri Crespo.

Mientras, en la librería los clientes disponen del pequeño placer de tocar y remover libros previos guantes y gel. En cuanto a Sant Jordi, a pesar de que «fue un día triste», como apunta Nuri, la combinación de libros y legumbres fue todo un éxito, con unos 400 volúmenes vendidos. «Hicimos una campaña puntual de venta por internet con Aleix Mallofré, que reparte legumbres cocidas. A los clientes se les ofreció la posibilidad de pedirnos libros y el mismo día que se repartían las legumbres se les entregaban los ejemplares. Y funcionó muy bien», señala Jordi Mitjans

Las iniciativas han sido variadas. Como otros establecimientos, Rosa Cubeles, de la Llibreria La 2 de Viladrich de Tortosa, explica que pusieron en marcha draguis unos 15 días antes de Sant Jordi. «Cada dragui equivalía a un euro y se podía comprar un vale por el valor que se quisiera». Además, un 10% de la venta de cada libro se donaba a la región sanitaria Terres de l’Ebre.

A pesar de que se ofrecía servicio a domicilio, muchos han sido los lectores que han preferido esperarse a recoger los ejemplares esta semana, por lo que las entregas protagonizaron los primeros días. Y por lo que respecta a las nuevas normas, «no se puede acceder sin mascarilla y se deben poner guantes de un solo uso que tenemos en la entrada, que pueden tirar en un cubo preparado a tal efecto cuando salgan. Hemos instalado metraquilato en las cajas y una señalización para mantener la distancia en la cola. También el aforo es limitado y no puede haber más de tres personas en cada una de las dos salas de que disponemos». 

El sentimiento es de agradecimiento por la fidelidad y la respuesta de los clientes

En Tarragona, Pitu Rovira, propietario de La Capona, manifestaba días antes del inicio de la fase 1 que afrontaba el futuro con «incertidumbre». Una vez con las puertas abiertas, se ofrecen los productos de protección a los clientes y también se ha instalado una mampara en la zona de la caja. En este tiempo de confinamiento, Pitu indica que habían recibido unos 700 pedidos entre su web y #LlibreriesObertes.

Por su parte, Gertri Adserà, de la Llibreria Adserà de Tarragona y Valls, destaca la tristeza del Sant Jordi pasado. «Celebrábamos los 54 años de la tienda y ha sido el primero con la librería vacía de gente y llena de paquetes para enviar. Ni siquiera fuimos ese día. Nos dio mucha pena. Estuvimos realizando entregas hasta el día 22 y a partir del 24».

En este sentido, Gertri afirma que «nos hemos dado cuenta de que mucha gente prefiere no tener que desplazarse, por lo que «en Tarragona ciudad y barrios repartiremos nosotros a un coste más económico».

Por lo que respecta a tocar los libros, lo tiene claro. «Siempre decimos que vengan a ramblear, a hojear, a tocar... Porque es así como se escoge un libro. Por eso yo voy con el gel a todas partes. Aunque también se tiene que tener en cuenta que son libros, y muchos están aquí desde antes de la llegada del coronavirus», detalla.

Para esta librera la crisis ha servido para demostrar algunas cosas. «Nos han dicho que los libros no son imprescindibles, pero cuando la gente está confinada tantas horas en casa, a lo mejor sí se convierten en imprescindibles». Asimismo, resalta que «se ha demostrado que si se pierde el pequeño comercio, la ciudad es una ciudad muerta».

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