Puesta de largo de la renovada sede institucional del Port

El president Aragonès visitó las nuevas dependencias portuarias, que cuentan con una sala de emergencias pionera y que ya es un referente. Acto seguido pudo comprobar que el abastecimiento de cereales está garantizado

25 marzo 2022 14:28 | Actualizado a 27 marzo 2022 17:41
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Más de cuarenta años después, la sede de la Autoritat Portuària de Tarragona era reinaugurada de nuevo. El acto se celebró bajo la atenta mirada de quien fue su progenitor, el arquitecto tarraconense Josep Maria Garreta, que en 1977 diseñó un inmueble que transformó el skyline de esta parte de la ciudad y que tras más de doce años cerrado ha sido íntegramente reformado para reabrir como sede institucional. 

<iframe width="560" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/K8JWGOZcE0s" title="YouTube video player" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>

El traslado a las nuevas dependencias ya culminó hace unos meses. Pese a ello, ayer tenía lugar el acto de inauguración oficial, encabezado por el president de la Generalitat, Pere Aragonès. Durante esta visita protocolaria el líder autonómico pudo visitar la nueva sala de gestión de emergencias, que ubicada en la quinta planta ya se ha convertido en un «referente» para el resto de puertos. La apariencia a primera vista es como los gabinetes de seguridad nacional que gestionan las grandes crisis.

Esta cuenta con una gran mesa en el centro y una quincena de monitores con toda la información necesaria. Más allá del acceso visual a las 300 cámaras de vigilancia situadas dentro del recinto portuario, las pantallas recogen la información climatológica, ambiental, de protección civil, además de la posición de todos los barcos dentro del puerto y de la operativa que están desarrollando. Una tecnología que, según el presidente del Port de Tarragona, Josep Maria Cruset, debe permitir «tomar las mejores decisiones» con la máxima rapidez.

Acto seguido, la comitiva subió a la terraza donde pudo hacer un breve paseo para contemplar las maravillosas vistas que ofrece el espacio antes de coger el autobús en dirección al Moll de Castella. Allí el president Aragonès pudo visitar una de las naves de la empresa Ership, en la que se almacenan 20.000 toneladas de maíz que llegaron a finales de febrero procedentes de Ucrania.

Se espera que antes de finales de mes lleguen otras 60.000 toneladas procedentes de este mismo país, que contribuirán a incrementar unas reservas que llegan a las 900.000 toneladas, lo que representa el 80% de la capacidad total. El stock permite tener una repuesta a la demanda para dieciocho semanas, según se informó. Con estos datos encima de la mesa y la cola de camiones que de forma ordenada esperaba para cargar –sin ninguna señal del paro protagonizado los últimos días por el sector del transporte– la imagen que quiso lanzarse era la de la tranquilidad y de que no hay que sufrir por los posibles problemas de desabastecimiento.

Tras esta pequeña incursión, el president de la Generalitat destacó el «papel estratégico» de esta infraestructura como «una de las más importantes en el Mediterráneo en química y cereales». Aragonès defendió que «Catalunya se enfrenta a una reindustrialización necesaria para poder diversificar la economía». Un proceso que debe hacerse en «verde» y «digital», y que requiere de proyectos como la ZAL «con un valor añadido».

Asimismo, el máximo representante del Govern de la Generalitat destacó que el Camp de Tarragona es un territorio que «aporta al país infraestructuras fundamentales y talento».

Por su parte, Cruset destacó el papel del puerto «al servicio del desarrollo cultural y social del territorio», más allá de como motor económico. Una función que ha ejercido impulsando la transformación de la fachada marítima, que ahora incorpora esta nueva pieza completamente renovada. La inversión realizada asciende a 4,7 millones de euros y se hizo priorizando los criterios de sostenibilidad y ecoeficiencia, lo que garantizó una ayuda europea por valor de 1,8 millones de euros.

Cuando en 2010 se detectaron problemas estructurales en el edificio, originados principalmente por el salitre, se abrió el debate sobre si debía preservarse este edificio o no. Ayer el alcalde de Tarragona, Pau Ricomà, lo recordaba y agradecía al Port de Tarragona que se hubiera decantado por su rehabilitación. «Es un edificio que ha hecho mucho por la historia de la ciudad», afirmó.

Comentarios
Multimedia Diari