Suicidio juvenil: toca hablar, aunque dé miedo

Frases como «ya no me importa nada», «me quiero morir», «la vida no vale la pena», «quiero dormir para siempre», «voy a hacer un viaje muy largo», «estaríais mejor sin mi»... Son frases que en boca de un adolescente bien podrían ser tomadas por un adulto como una expresión más de ese tremendismo que los adultos solemos atribuir a los más jóvenes. Pero lo cierto es que, acompañadas de otras señales de que está pasando por un momento de gran dolor emocional, podrían indicar que realmente está pensando en quitarse la vida. Entonces es el momento de preguntar, de escuchar... Aunque dé miedo, aunque sea incómodo.

Estas son algunas de las claves que dejaba ayer la psicóloga Laura Horcajo Andaluz, especialista en prevención del suicidio y responsable de la sede de la Associació Catalana per a la prevenció del suicidi en Reus durante la décima jornada técnica de salud organizada por la Oficina Jove del Tarragonès.

Esta vez la jornada, dirigida a profesionales que trabajan con jóvenes (había un centenar de inscritos y no se pudo dar cabida a todos) estaba centrada en el abordaje del suicidio juvenil. Durante la presentación la concejala de Salud del Ayuntamiento de Tarragona, Cinta Pastó, recordaba que se trata de un auténtico «problema de salud pública», teniendo en cuenta que es la segunda causa de muerte de jóvenes de 15 a 29 años en Catalunya. Horcajo, encargada de la charla inaugural, recordaba que las cifras podrían ser aún mayores, teniendo en cuenta que en las estadísticas muchas muertes pueden quedar camufladas como accidentes de diferente índole.

Un espacio para escuchar

Volviendo a las frases del principio, Horcajo apunta que los estudios demuestran que la mayoría de las personas que deciden quitarse la vida pasan por un proceso de reflexión y planificación. La psicóloga dice que, ante frases así, lo mejor que se puede hacer es preguntar al o la joven si realmente está pensando lo que dice. Explica que si no lo está contemplando preguntarle «no le va a meter la idea en la cabeza». Por contra, si lo está meditando, hay una oportunidad de actuar. Este espacio de escucha, sin juzgar, es el primer momento de prevención, «porque una de las cosas que la persona necesita es poder hablar de lo que le pasa y es algo que todos podemos hacer», señala. Sin quitar que después hay que pedir ayuda.

No obstante, no todas las señales de alerta son verbales. También hay que estar atento a cambios súbitos en el comportamiento; un aumento significativo de la irascibilidad; una ingesta de alcohol más alta y frecuente de lo habitual; aparición de daños recientes en el cuerpo; regalar objetos queridos; cerrar asuntos personales y arreglar documentos, entre otros.

Apunta la psicóloga que hay que entender que lo que hay detrás de una idea suicida no son las ganas de morir, sino de dejar de sufrir. Así lo demuestra lo que cuentan muchas personas que han sobrevivido a un intento de suicidio y se han arrepentido durante la acción misma.

Factores de prevención

Pese a todo, Horcajo defiende que el suicidio adolescente se puede prevenir y la clave está en el bienestar emocional «y es algo que se puede aprender». Una parte importante tiene que ver con la gestión de las emociones. «Tenemos la tendencia a huir de la culpa, la rabia, la tristeza, la ansiedad... Pero en realidad hay que entender que son emociones que hay que transitarlas».

También habla de la tolerancia a la frustración de los jóvenes «hay que hacerles entender que aunque te esfuerces mucho puede que no consigas aquello que te has propuesto; hay que premiar el esfuerzo, no el objetivo».

Y tratar de entender la adolescencia, una etapa de duelo por la pérdida de la infancia y donde el cerebro no ha acabado de desarrollarse en lo relacionado con la planificación y la toma de decisiones.

E insiste en que la prevención es posible. Algunos factores han demostrado ser protectores, apunta, son la alta cohesión familiar; el apoyo social; sentirse útiles; tener actitudes y valores positivos como el respeto, la solidaridad, la cooperación, la justicia y la amistad y hasta el vínculo con animales domésticos.

Información y ayuda:

+061 es el teléfono de prevención del suicidio, funciona 24 horas y atiende tanto a la persona afectada como a quienes le rodean

+Associació Catalana per a la prevenció del suicidi. Se puede contactar a través del teléfono y WhatsApp 652 873 826 y del correo electrónico info@acps.cat. Atienden en el Centre Cívic del Carme (Reus) con cita previa.