El Ayuntamiento de Tarragona exige a Adif que informe sobre los datos obtenidos a partir de los sensores que se instalaron en el Amfiteatre, para medir las posibles afectaciones de los trenes de mercancías al monumento. «Queremos conocer si ahora que se ha restablecido el tráfico ferroviario se ha producido algún cambio o no», asegura el concejal de Patrimoni, Nacho García Latorre.
Desde que se ha retomado la circulación de estos convoyes –tras la finalización de las obras del túnel de Roda de Berà el pasado 3 de marzo– no ha habido una nueva reunión para valorar la información recogida por los sensores que se instalaron en el año 2023, y que monitorizan el día a día del monumento de forma exhaustiva.
La administración local sí que se había reunido anteriormente con Adif, que compartió esta información también con el Ministerio de Cultura y la Generalitat. Pese a ello, en el contrato que se adjudicó se especificaba que «se aportarán informes parciales de las mediciones registradas por los sensores de forma periódica», por lo que quiere hacerse un seguimiento de la situación.
«Nuestra obligación es garantizar que el monumento seguirá en pie, especialmente la parte que no fue reconstruida, por lo que estamos trabajando para que, como hicimos la primera vez, volver a exigirles que presenten los resultados que nos garanticen que no hay afectaciones sobre un monumento que es Patrimonio de la Humanidad, por lo que es obligación de todos preservarlo porque está protegido», asegura García Latorre.
Adif licitó en abril de 2022 un contrato por valor de 1.446.088 euros (IVA incluido) con la tecnología más avanzada para conocer si el incremento de los trenes de mercancías que prevé el Corredor del Mediterrani genera vibraciones que puedan afectar a la estructura del monumento.
La empresa pública estatal asegura que de los resultados obtenidos se concluye que «en ningún caso se han alcanzado los límites o umbrales establecidos por la normativa de referencia debido a acciones dinámicas».
Aunque no se ha producido este transvase de información al Ayuntamiento, Adif asegura que la toma de datos se ha mantenido «de forma ininterrumpida» tanto durante como después de las obras. «Las mediciones se almacenan en tiempo real para su posterior análisis y comparación con los umbrales que establece la normativa», se informa.
La tecnología que se está utilizando es «pionera» e incluso en el primer informe de datos se detectaban las entradas y salidas de los niños de la Escola del Miracle. El proceso incluye varias fases y combina la utilización de modelos matemáticos, del complejo arqueológico, con medidas de campo reales y la «observación continua».
Cultura también tiene sus estudios
En paralelo, desde el Departament Cultura también se puso en marcha un estudio propio para contrastar los datos facilitados por Adif. Según el departamento que lidera Sònia Hernández, «próximamente» está previsto que se instalen nuevos sensores para «evaluar la afectación de los trenes de mercancías». Ya en septiembre de 2024 se hizo un primer test, con aparatos removibles, y ahora quieren contrastarse los datos.
El estudio de estas posibles vibraciones siguió adelante a raíz de la presión desde la ciudad por el impacto que comportará el incremento de convoyes de mercancías con la entrada en funcionamiento del Corredor del Mediterrani, y que circularán convoyes de hasta 750 metros de longitud.
Este es uno de los temas sobre el que ha basado sus críticas por el tercer carril la plataforma ciudadana Mercaderies per l’Interior. La entidad asegura que ha reclamado a través de la ley de transparencia que Adif le facilitara el informe con los resultados. «Nos dijeron que este constaba de tres partes, con el escenario antes de las obras, durante y en un futuro, y como todavía no está completo, nos dicen que no pueden darnos los datos», lamenta el portavoz de este colectivo, Eugeni Sedano.
Sedano recuerda que en el informe que se hizo en 2019 en el que se denunciaban los déficits en la conservación y el mantenimiento del monumento romano, «se apuntaba que las vibraciones llegaban hasta treinta metros de la vía, cogiendo la zona de las bóvedas, y, en cambio, el Ministerio de palabra dice que no han detectado afectaciones». Por este motivo, el colectivo exige poder «contrarrestar» los resultados.