Tarragona, pionera en restauración marina no contaminante

La APT y la URV colocarán en una acción conjunta tres campos de biotopos biodegradables en nuestro litoral 

26 agosto 2021 17:50 | Actualizado a 27 agosto 2021 17:00
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La fecha exacta es aún una incógnita, pero la Autoritat Portuària de Tarragona (APT) ha revelado que nuestra ciudad dispondrá de tres campos de biotopos más entre la primera y la segunda semana de septiembre. 

Los biotopos, tal como describe Cristina Miret, técnica de medioambiente de l’APT, son «estructuras artificiales que se instalan en el fondo marino con la finalidad de favorecer la reproducción y proliferación de organismos marinos». En concreto, los biotopos que se colocarán el próximo mes buscan regenerar aquellas especies de interés comercial que se han visto perjudicadas por la actividad pesquera de la zona, hecho que, como alega la técnica de APT, «ha puesto en riesgo la pesca profesional y ha dejado en evidencia la degradación de los ecosistemas marinos». Algunas de las especies objetivo son la sepia, el calamar y el pulpo, al igual que las praderias de posidonia oceanica, «sobre las que se desarrollaría un ecosistema muy rico en biodiversidad que proporcionaría substrato y refugio a diversas especies», destaca Miret. 

La técnica medioambiental explica también que las estructuras tendrán formas de motivos romanos, como por ejemplo «losas, ánforas individuales y en escenarios, y semicolumnas de estética romana». Quim Roca, CEO de Deepsea Numerical, una spin-off de la URV que se desenvuelve en el ámbito del análisis y la regeneración de la vida marina y que se ha encargado de la fabricación de los biótopos, arguye que tras la decisión de esta tematización romana se haya una razón de compensación histórica, puesto que, alrededor de los años 60 y 70, muchos «submarinistas pioneros del territorio extrajeron gran cantidad de ánforas y columnas» de nuestro litoral. 

Jaume Folch, representante del equipo científico TecnATox de la URV y biólogo director del proyecto, desvela que los campos de biotopos se ubicarán en forma de triángulo, dos de ellos en el Dic de Llevant y otro en la Platja del Miracle. Añade que «la punta del triángulo que mira hacia la playa, y que está a la altura del Fort de la Reina, podrá ser accesible para nadadores y buceadores». En cambio, los grupos de estructuras situados en los otros dos ángulos estarán mar adentro, «a unos 12-14 metros de profundidad» y «podrán contemplarse buceando desde una barca». 

Material biodegradable

Roca destaca los esfuerzos y recursos invertidos en conseguir una fórmula biodegradable y no contaminante que, a la vez, atraiga y favorezca la vida marina al máximo. Deepsea Numerical ha sumergido alrededor de 350 piedras hasta encontrar un material «muy potente» que cumple todos los requisitos y que se ha usado en la fabricación de los biotopos.

El CEO alega que, tradicionalmente, estas estructuras siempre se habían construido con ladrillo, hormigón o cemento. No obstante, ellos decidieron ir más allá y buscar una opción no contaminante y libre de plásticos: «estudiamos muchos tipos de cemento y contactamos con constructores de grandes acuarios y zoológicos de última generación». Añade que les explicaron que «era muy importante que el PH de los biotopos fuera neutro» para que la vida marina proliferara en las estructuras artificiales. A partir de ahí se dieron cuenta de que gran parte de «los biotopos preexistentes solían poseer un índice de PH excesivo muy alcalino», un hecho que perjudicaba directamente el resultado deseado. «Hemos realizado numerosos experimentos con materiales orgánicos para poder demostrar que un determinado material es idóneo para este tipos de estructuras», reitera. 

Cristina Miret ha expuesto que el componente principal de los biotopos será «la arena de sílice natural junto con vidrio reciclado micronizado y fibras vegetales como la yuta, el mimbre, el bambú, el esparto, paja, hojas o las rizomas de Posidonia que llegan a las playas, además de conchas de bivalvas». Asimismo, los biotopos se han diseñado para que se desintegren en unos tres o cinco años para no «llenar el mar de escombros», como argumenta Folch. El biólogo asegura que el esfuerzo que se ha puesto en encontrar un material no contaminante convierte a Tarragona en pionera en cuanto a regeneración de vida marina. 
 

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