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Tarragona: estabilidad pese a la tormenta política

A diferencia de otras capitales catalanas, Viñuales aprueba tributos y cuentas con solo 9 de los 27 ediles del pleno. Esto sí, necesita a dos aliados fijos (Junts y ECP)

09 enero 2024 19:56 | Actualizado a 09 enero 2024 19:58
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Estabilidad en medio de la tormenta. Pese a contar con la peor geometría política entre el Top15 de las ciudades catalanas, lo cierto es que el gobierno municipal liderado por el alcalde Rubén Viñuales (PSC) ha logrado fijar un rumbo firme tras su primer medio año de mandato en la Plaça de la Font.

A diferencia de otros municipios con situaciones más o menos similares –como Barcelona, Lleida, Mataró o Rubí–, en Tarragona el PSC necesita a dos socios estables para poder aprobar los temas estratégicos. La fría relación con el principal partido de la oposición –ERC– dificulta la gestión del día a día, lo que requiere una dosis extra de negociación.

Sin embargo, desde el pasado 17 de junio el ejecutivo socialista ha aprobado con nota su primer semestre al mando de la nave municipal, avalando la licitación del contrato de la basura, la subida impositiva, la aprobación de las cuentas y de modificativos de crédito. Es más, el presupuesto de este año se sacó adelante con 20 votos, una cifra que supone el mayor consenso del siglo XXI, con los 9 apoyos del PSC, los 6 de ERC, los 3 de Junts y los 2 de ECP. Todo ello, con un gabinete formado por únicamente el 33% de los concejales del Saló de Plens: 9 de 27. ¿Una rara avis en Catalunya?

Nueve ciudades con mayoría

Analizando la situación de los 15 principales municipios catalanes queda claro que la gobernabilidad de la administración de la Plaça de la Font es, de largo, la más compleja entre las poblaciones de más de 80.000 habitantes.

De hecho, en 9 de estos 15 grandes consistorios manda un gobierno con mayoría absoluta. Este es el caso del PP en Badalona, donde Xavier García Albiol cuenta con un equipo monocolor que abarca 18 de los 27 ediles del pleno desde las Municipales del 28 de mayo.

También hay gobiernos con amplias mayorías en otras ocho localidades, si bien en estos casos el ejecutivo lo forman dos o tres partidos. Hay equipos de dos formaciones que suman más de la mitad de los ediles del pleno municipal en Sabadell, Santa Coloma de Gramenet, Sant Cugat del Vallès y en Cornellà y Sant Boi de Llobregat, mientras que en Terrassa, Reus y Girona los alcaldes están respaldados por hasta tres grupos políticos.

Como Tarragona, pues, hay otros cinco consistorios en Catalunya de medio o gran tamaño que cuentan con un gobierno municipal en minoría. Estos son los casos de Barcelona, L’Hospitalet de Llobregat, Lleida, Mataró y Rubí. Sin embargo, la realidad de cada uno de los casos es particular. En Mataró, el gobierno está formado por 13 ediles de PSC y ECP, y solo necesita un voto para lograr la mayoría, mientras que en L’Hospitalet de Llobregat la alcaldesa Núria Marín manda con un gabinete monocolor socialista formado también por 13 de los 27 concejales. A diferencia de la capital del Maresme, Marín tiene muchas más dificultades y, de hecho, no ha podido aprobar las cuentas de 2024.

Con todo ello, los casos más similares a Tarragona son Barcelona, Lleida y Rubí. En la capital catalana, Jaume Collboni (PSC) tiene un gobierno con 10 de los 41 representantes del pleno; en Rubí el ejecutivo manda con 10 de los 25 ediles y, en la Terra Ferma, el socialista Félix Larrosa cuenta con 9 de los 27 escaños de la Paeria.

¿Cuál es la diferencia con la Plaça de la Font? Que en Barcelona, Lleida y Rubí el PSC tiene vía directa para sumar mayoría con un solo partido –en Barcelona se negocia un pacto de gobierno con Junts; en tierras leridanas puede mirar a Junts, Esquerra o PP; y en Rubí Ana Maria Martínez ha aprobado el presupuesto con ERC– mientras que Rubén Viñuales necesita a dos socios al no tener una relación de confianza con Esquerra Republicana.

Pese a ello, en Tarragona todo esto ha quedado en segundo plano, tras seis meses marcados por una inesperada estabilidad. La gran duda será saber si esta entente se mantendrá en 2024 o si, por el contrario, solo se trata de la calma antes de la tormenta.

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