Un ruido ensordecedor se escuchó a muchas manzanas a la redonda de la avenida Catalunya. La impresión del vecindario más próximo que salió a curioserar fue que se había oído una explosión dentro en un bar situado en los bajos de un pasaje cerca de la avenida Catalunya. El bar, que se llama O Candil desde hace unos tres meses, se conocía en el barrio como Bar Andorra, añadieron los vecinos.
Rápidamente entraron al 112 diferentes llamadas avisando de lo ocurrido. Eran las 13.15 horas. Y se activaron hasta seis dotaciones de los Bombers de la Generalitat, tres ambulancias del SEM y varias patrullas de Mossos d’Esquadra y de la Guàrdia Urbana de Tarragona. Los efectivos de emergencias ocuparon un carril de un buen tramo de la avenida Catalunya –enfrente del Campus Catalunya de la URV–, aunque el origen de la deflagración era en el bar O Candil, situado en un pasaje que conecta esta avenida con la calle Assemblea de Catalunya por el otro lado.
La deflagración no provocó ningún incendio. La llama provocada quemó el gas butano acumulado dentro de la cocina del bar y automáticamente se apagó causando los desperfectos de la onda expansiva. Ello provocó la rotura de cristales, caída de placas de yeso y las heridas graves al cocinero de este bar, un joven de 21 años que tenía tras la deflagración un 20% de su cuerpo afectado por quemaduras de segundo grado y un traumatismo craneoencefálico, confirmaron fuentes del SEM.
Mientras los Bombers limpiaban los cristales esparcidos por el pasaje y comprobaban el estado del bar –parte de los efectivos procedió a comprobar las bombonas de butano y a cerrar sus llaves de paso–, los sanitarios del SEM evacuaban en una ambulancia medicalizada al joven herido con pronóstico grave.
El primer destino del chaval fue el hospital Joan XXIII, pero viendo la gravedad de las quemaduras que afectaban básicamente a sus piernas, se le derivó poco después hasta la Vall d‘Hebron, en Barcelona.
Los Mossos d’Esquadra entraron junto al arquitecto municipal en el local una vez recibieron autorización de los bomberos. El objetivo era conocer el porqué de la deflagración y el estado de la estructura del local y por extensión del bloque que tiene encima de él.
Por precaución y como medida de seguridad se acordó que los vecinos del bloque donde estaba el bar afectado quedaran confinados en sus casas mientras se terminaba la inspección. Tras recibir garantías de que el local no presentaba daños estructurales graves, se descartó evacuar a ningún vecino.
Las primeras hipótesis de los agentes una vez habían entrado en el bar O Candil es que el joven de 21 años se hubiera intentado suicidar. El estado de las bombonas de gas butano reforzarían la idea de intento de autolesión. Sin embargo, ninguno de los activos quiso asegurar que esta sería la línea principal de la investigación. También es cierto que no se ha abierto ninguna investigación policial para conocer las causas de la deflagración, según ha sabido este rotativo.
Mientras el joven se trasladaba al hospital, una mujer de 87 años de edad era atendida a pie de calle por el SEM. Según fuentes de Emergències Mèdiques, la señora habría sufrido cortes por los cristales pero de poca gravedad. De hecho, fue dada de alta poco después.
La situación se normalizó a primera hora de la tarde, aunque las secuelas de la deflagración todavía son visibles en este pasaje.