Viñuales: cohesión con desgaste

El gobierno municipal socialista liderado por el alcalde Rubén Viñuales lleva 213 días gestionando en solitario, únicamente con nueve de los 27 concejales que forman el Saló de Plens de la Plaça de la Font. Esta situación, que debido a la geometría política tras las elecciones municipales del pasado 28 de mayo no tiene visos de cambiar, comporta que el ejecutivo del PSC viva en un contexto permanente de luces y sombras. ¿Es viable esta situación hasta final de mandato, en 2027? ¿Se puede gobernar una ciudad como Tarragona, con 140.000 habitantes, con solo nueve ediles en el gabinete municipal?

Un buen análisis para ello es llevar a cabo un análisis DAFO, que permite evaluar con detenimiento los pros y los contras de una situación que, en Tarragona, solo se ha dado en dos ocasiones: entre junio de 2015 y febrero de 2016, cuando con nueve ediles Josep Fèlix Ballesteros (PSC) optó por pactar con PP y Unió, y entre junio de 2019 y junio de 2021, con el gobierno de ERC (7) y En Comú Podem (2).

Este último gobierno es el que ha durado más tiempo en Tarragona con menos representantes, con dos años justos hasta que Esquerra optó por dar volantazo y pactar con Junts y CUP. De momento, Viñuales está aún lejos de los dos años en los que Ricomà batalló con nueve, pero está a punto de igualar a su antecesor socialista. Sin embargo, ¿qué le supone, de momento, la situación actual al alcalde Viñuales?

La gran luz: no hay alternativa

La minoría actual, pese a que obliga tender la mano constantemente a la oposición, tiene, sin embargo, puntos positivos para el principal grupo del consistorio en forma de fortalezas y oportunidades. Sin lugar a dudas, el hecho de gestionar sin socio aporta una mayor cohesión, ya que el PSC no tiene que mantener equilibrios internos, lo que agiliza su tramitación administrativa del día a día.

Asimismo, y pese a que a largo plazo puede generar dudas, en el tramo inicial del mandato la carga de competencias refuerza el papel de varios concejales que no tenían previamente experiencia como ediles. Este puede ser el caso de Nacho García (Urbanisme y Patrimoni), Montse Adan (Comerç, Turisme y Promoció Econòmica) o Isabel Mascaró (Hisenda), ya convertidos en ejes del equipo socialista. Paralelamente, otros concejales como Berni Álvarez (Esports y Educació) o Sandra Ramos (Cultura, Festes y portavoz) acentúan en estos primeros meses su experiencia como ediles durante el anterior mandato, en el que tuvieron que picar pedra en la oposición.

A nivel global, Viñuales se beneficiadel hecho de que no hay ninguna opción de convocar una moción de censura, mientras que el hecho de tener socios en el presupuesto a la izquierda (ERC y ECP) y a la derecha (Junts) otorga al alcalde una posición de centralidad que, en caso de gestionarla con éxito, puede permitirle llegar a los próximos comicios municipales evidenciando capacidad de gestión, diálogo y negociaciación, poniendo sobre la mesa las prioridades de su programa electoral.

La sombra: negociarlo todo

Contrariamente, la gestión de un ayuntamiento como el tarraconense con solo una tercera parte del Saló de Plens genera debilidades y amenazas. En este sentido, gobernar con nueve ediles sine die puede suponer un fuerte desgaste, especialmente de cara al final de un mandato que se perfila especialmente intenso por el hecho de que, si no hay una ampliación reforzada del ejecutivo, deberá negociar año tras año la política fiscal y los presupuestos con la oposición, con el viacrucis que esto puede suponer hasta 2027.