Aunque el apellido Puccio pueda sonar a ‘El Padrino’ (curiosamente el autor de la novela de esta es Mario Puzo), no se trata de una saga familiar mafiosa italiana. No. Este ‘biopic’ policial va sobre la familia argentina de los Puccio.
La obra del cineasta argentino Pablo Trapero se basa en el caso real del Clan Puccio, una familia tradicional de Buenos Aires que, a comienzos de los años 80, secuestró, extorsionó y asesinó. Siempre por dinero. El patriarca era Arquímedes Puccio (un estupendo Guillermo Francella), lidera y planifica las operaciones. Alejandro, el hijo mayor, estrella de un club de rugby, se sirve de su popularidad para no levantar sospechas. Los demás miembros de la familia son cómplices en mayor o menor grado de los crímenes del clan y viven de los beneficios obtenidos de los rescates que pagan los familiares de los secuestrados. Arquímedes (un hombre de mirada penetrante y mefistofélica) logra someter a sus hijos a su propia codicia y sus deseos, recluyendo a las víctimas en su propia casa con los integrantes de su familia como eso: cómplices. Y el estilo y las formas de ‘El clan’ logra que nos hagamos una pregunta básica: ¿es alguien inocente de ser cómplice de un delito cuando oyó e ignoró los gritos procedentes del sótano?
León de Plata al mejor director en el último Festival de Venecia, ‘El clan’ funciona como un proyectil que va directo a la retina del espectador. El filme es otra muestra más del acierto de sus productores (los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar) ante el potente cine argentino que parece llegar a nuestras carteleras en las últimas fechas. Si ya produjeron ‘Relatos salvajes’ (que fue la enviada por Argentina a los Oscar de este año), su mano está también detrás de ‘El clan’, que representará a la Academia de Cine argentina en los próximos premios de la Hollywood.
‘El clan’ tiene buenas ideas y las pone en práctica en pantalla. Consigue impactar a través de las interpretaciones y su trama, aunque flojea por momentos en su forma narrativa. Es irregular, pero fascinante en su globalidad.
Guillermo Francella, al que recientemente hemos visto en ‘Corazón de león’, cambia radicalmente de su habitual registro cómico a uno marcadamente dramático. Sádico y sin el menor escrúpulo por momentos.
‘El clan’ reúne suficientes elementos para impresionar al espectador y llevarle a cuestionarse la propia singularidad del ser humano. Por momentos, eriza la piel pero termina llegando a los extremos más duros de la historia. Hubiera sido más contundente. Seguramente, la realidad superó a esta ficción.