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Quim Torra presiona a Pedro Sánchez y a ERC y amenaza con hacer descarrilar la mesa de diálogo. El president instó ayer al jefe del Ejecutivo central a que, en la próxima reunión entre los dos ejecutivos, la segunda desde la constitución formal el 26 de febrero, a que «concrete» cuál es su respuesta a la petición de la parte catalana de celebrar un referéndum sobre la independencia y reclamar una ley de amnistía para los presos del Procés. «Quiero un ‘sí’ o un ‘no’», reclamó el dirigente nacionalista para la cita prevista para la tercera semana de este mes.
Torra pone en peligro la continuidad de la mesa toda vez que la posición del Gobierno en relación a la autodeterminación y a la amnistía ya es conocida: rechazo frontal. Y si el Ejecutivo central da un portazo a la reivindicación soberanista de la delegación del Govern, el diálogo podría no tener mucho más recorrido.
Los dirigentes de JxCat mantienen una posición ambigua respecto a la mesa, porque también en el espacio postconvergente hay diferentes sensibilidades, como los sectores moderados del PDeCAT que defienden la vía dialogada. En JxCat insisten en que no se levantarán de la mesa, pero al mismo tiempo descargan todas sus críticas contra las conversaciones, como ocurrió el sábado pasado en el acto presidido por Carles Puigdemont en Perpiñán.
Recados a ERC
Torra, en la sesión de control al Govern en la Cámara catalana, dejó dos recados de fuerte carga a ERC. «Reunirse no es el objetivo», recordó a los republicanos, y «nosotros no vamos con el lirio en la mano». El objetivo de la mesa, remató, es «salir de la negociación con una fecha para el referéndum». El líder soberanista se enroca en la exigencia de máximos, que reduce el margen de maniobra a ERC, que defiende una postura más pragmática y está abierta a negociar la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
La cercanía de las elecciones y el acto de Perpiñán han creado un clima irrespirable entre JxCat y ERC. Esa tensión la trasladaron ayer al Parlament. ERC dejó en el tintero que no tiene claro si Torra apoya o no el diálogo. Los republicanos reprocharon a sus todavía socios de gobierno que «menosprecien» la mesa cuando están sentados en ella. «No entendemos que se cargue con esa dureza y amargura», criticó el portavoz de ERC, Sergi Sabrià.
Torra, «okupa»
ERC cree que menospreciar la mesa «debilita» la posición de la delegación catalana en la negociación. «Usted dijo que no se levantaría nunca de la mesa, queremos saber su posición», instó Sabrià, poniendo en duda el compromiso del president con el diálogo. «La prueba es que estoy ahí» (en la mesa), replicó el jefe del Govern. JxCat acusa a ERC de practicar un pragmatismo que no tendrá frutos. Casi hasta desea que no los tenga para culpabilizar a los republicanos y convocar elecciones. El jefe del Govern salió además en defensa de Ponsatí, criticada por su discurso radical en Perpiñán, donde se mostró «orgullosa de los jóvenes que ganaron la batalla de Urquinaona».
Torra tuvo un encendido mano a mano con Sergi Sabrià, pero también con el president del Parlament, el republicano Roger Torrent. Después de que Ciudadanos le llamara «okupa», Torra le reprochó a Torrent que no le defendiera de los «insultos». Exigió además que se le restituya como diputado autonómico, después de que le inhabilitara la Junta Electoral Central, a propósito del escándalo del asesor de Cs en el organismo electoral. Horas antes, el president del Parlament ya le había pedido elecciones «cuanto antes mejor», mientras que la consejera de Justícia, también republicana, abrió la puerta a gobernar, tras los comicios, «con quien más convenga».
