El ladrón había logrado su propósito. Forzó la ventana de aluminio y entró en el piso vacío de una comunidad de viviendas de la calle Vila-seca de Cambrils. Allí pudo acceder a todas las habitaciones, abrir cajones y armarios y ante la ausencia de cosas de valor, el televisor de 40 pulgadas justificaría el esfuerzo.
Cuando el electrodoméstico estaba fuera de la vivienda, justo debajo de la ventana, y el ladrón había ya sacado el cuerpo, una voz trastocó los planes. El hombre preguntó quién era y qué hacía allí. Y éste contestó atropelladamente que se había equivocado y sin perder tiempo huyó hasta un coche aparcado en la calle.
El vigilante tomó nota de su aspecto y del coche, datos que no han sido facilitados, y se dirigió hasta la ventana por donde había salido el sujeto. Allí vio el televisor de 40 pulgadas y el marco de aluminio forzado.
Alertó a los propietarios y a su vez a la Policía Local de Cambrils, que verificaron junto a los titulares de la vivienda que había sido registrada.
Las víctimas del robo denunciaron lo ocurrido a la espera de localizar al ladrón, que como mínimo se marchó sin el televisor ni nada de valor.