Una pandemia para reinventar la calle del ocio de Calafell

La situación ha motivado en pocas semanas el cierre de diversos bares musicales en la calle Monturiol

17 diciembre 2020 12:00 | Actualizado a 17 diciembre 2020 20:12
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Hace unos días que entregó las llaves y con ellas ilusiones y un futuro que ha saltado por los aires. Carmen Martínez cogió hace cinco años el local Da Vinci en la calle Monturiol de Calafell, que concentraba la oferta de ocio nocturno de la comarca.

Concentraba porque en las últimas semanas han cerrado históricos locales de una calle que de momento perdido parte de su marcha. Algunos locales que eran bares de copas están en alquiler, otros en traspaso y algunos desmantelados.

También hay quien ha cerrado, se ha buscado otro trabajo, pero ha aprovechado para reformar el local. Esperando tiempos mejores. «Porque Calafell no debe renunciar a esa oferta de ocio nocturno», señala la concejal de Comercio, Luisa Lastra.

Pero de momento lo que más suman son los damnificados. Carmen explica que no era posible seguir. «Pagos, aunque mínimos, de agua, luz, impuestos... el alquiler.... Sin ningún tipo de ayuda. Y estando cerrados era imposible seguir. Con mucha tristeza, pero el Da Vinci ha cerrado».

Como el Coco Beach y el On sempre y el Coyote y el Espit. En algunos casos llevaban décadas y han visto pasar a generaciones. Las restricciones al sector del ocio han dinamitado a muchos y han tenido que cerrar.

Quedan otros históricos resistentes por ser locales de propiedad que evitan un pago del alquiler. Pero aún así la situación les ha tocado de lleno.

Hermenegild Casals, representante de la asociación Calafell la Nit, califica la situación de «desastre total». Teme que se agrave en enero y febrero. «Llevamos ocho meses cerrados. Eso no lo aguanta nadie». Casals lamenta la sangría en el que es un referente de ocio nocturno en la provincia. Es nada optimista porque «el sector, pese a la actividad económica y los puestos de trabajo que genera, no ha tenido ayuda. Al contrario, se nos ha culpado».

El temor es que la situación arrastre a comercio, turismo y restauración ya que son beneficiados por la llegada de miles de personas para ir a discotecas y locales de copas. Por eso Casals reclama una atención para el sector.

En este sentido la concejal de Comercio, Luisa Lastra, señala que «es un momento difícil, pero se está preparando un plan para reactivar el ocio nocturno. No queremos perder ese atractivo que nos ha dado nombre y que tiene un gran beneficio para otros sectores».

Ese plan de ocio nocturno va a consensuarse con los locales y empresarios que puedan resistir. «El objetivo es impulsar al sector», pero señala que «quizá es una oportunidad para reinventarse. Quedaron atrás los años en los que la juventud salía todos los días de fiesta.

No sólo copas

Eso ya lo saben los empresarios y se habían adaptado. El ocio nocturno hace tiempo que no es sólo poner copas. Queremos que sean experiencias. Ese va a ser el reto».

De momento son muchas las persianas bajadas. Para el próximo verano el Ayuntamiento estudia diversas acciones de potenciación. «Debe ser un programa en el que participe el propio sector», señala Lastra.

«No vamos a renunciar al ocio nocturno y debe volver a ser un puntal de la oferta de Calafell», señalan desde el Ayuntamiento. Aunque esa aseveración puede sonar fantasiosa con la que está cayendo, el Ayuntamiento asegura preparar un plan de reactivación que van a intentar a ayudar a los que puedan resistir con cierres y sin ayudas.

La situación va a provocar que muchos locales queden vacíos y que sus propietarios reciban ofertas de otras actividades que no generen ocio nocturno.

 

«Debería aprovecharse esta situación para reinventarse», señala el alcalde Ramon Ferré. Antes de la situación de pandemia «ya se habló con el sector del ocio nocturno para buscar fórmulas de reinventarse para ser un lugar atractivo para un público incluso más adulto con una mayor capacidad económica».

Además de las acciones de dinamización, incluso se plantea crear en toda la calle una plataforma única para facilitar la peatonalización. De hecho cuando pueda recuperarse la musculatura económica la ampliación de la zona peatonal del núcleo de la playa debe llegar a la calle Monturiol. 

Regular

Y eso puede motivar la apertura de comercio. El Ayuntamiento debería regular no obstante el tipo de actividades para que active una calidad a la zona. De la misma manera que el plan general establece unos metros  de separación obligatoria entre discotecas, también podría regularse a distancia entre bazares o actividades que no generan una calidad comercial.

De hecho, según ha podido saber el Diari, para alguno de esos míticos locales que están cerrados ya había interés de una cadena comercial. En otro habría un traslado de un bar musical.

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