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Con sus 12,5 metros de eslora y su palo de 12 metros, fue una de las más singulares barcas de vela latina destinadas a la pesca. En Calafell ya sólo unos pocos recuerdan a la Francisca.
Esa barca inspiró a poetas y pintores. Fue la última barca a vela que pescó en Calafell. Eran todavía los años 50. Quienes la vieron destacaron la velocidad que podía alcanzar cuando desplegaba sus velas.
Esa barca de las denominadas ‘de bou’ tuvo un trágico final marcado por la desgracia. Tras un accidente quedó varada en la arena. El patrón Magí de Cal Territ y el Maginet que formaba la tripulación pudieron salvarse aquel día, pero La Francisca quedó varada.
La asociación Patí Català Calafell/Vela Llatina Carlos Barral, que surgió para recuperar patrimonio marinero, se planteó hacer una réplica exacta de aquella barca siguiendo unos antiguos planos, maquetas y fotos antiguas.
Los trabajos han comenzado en Astilleros Catalunya de Badalona siguendo técnicas tradicionales. Es uno de los últimos astilleros que trabajan con madera en Catalunya.
Pese a encargar el proyecto a los astilleros, la asociación Patí Català tuvo que obtener el permiso de Capitanía, que en un primer momentro no vio claro el proyecto por tan poco común ya que las formas originales de la barca no se ajustaban a la reglamentacióin actual.
Tras varios encuentros y la intervención del decano de la Facultat de Nàutica, Agustí Martí, se lograron a finales de julio los permisos para la construcción de la barca.
La recuperación de La Francisca es también la de la historia marinera de Calafell. El poeta Carlos Barral definió a aquella barca como «la más grande, la más rápida, la más bonita».
Los planos de 1983 de Vicente García Delgado son la base para reproducir a la Francisca. Se dibujaron siguiendo el modelo de la maqueta de la también parecida barca de bou ‘Ursula’ de Badalona, realizada en 1960 por Jaime Puig por encargo del Museu Marítim de Barcelona.
Tras su vida pesquera la Francisca quedó olvidada en la playa. La llegada del motor y la preferencia por la sardina y el pescado azul relegó a la histórica barca de arrastre que había comprado Magí Sicart en 1920.
Olvidada frente al Trajo de la Espineta languideció sin remedio y fue refugio de algún marinero y juego de niños.
Los trabajos de recuperación está previsto que se alarguen un año. Una ingeniería naval alzó en 3D los planos de la Úrsula. El Laboratori Virtual d’Innovació Modelant l’Arquitectura i la Ciutat de la facultad de Arquitectura de la UPC realizó un scanner de la maqueta de la Francisca que hay en el Museu Marítim de Barcelona y que permitió una detallada nube de puntos de la barca para cotejarlo con la Ursula.
De aquella histórica barca de Calafell quedan fotos y pinturas como las que realizaba el acuarelista Gabriel Amat (1899-1984), uno de los más reconocidos plasmadores del paisaje catalán y sus marinas. El poeta Carlos Barral llegó a decir que Amat vivía de la Francisca, su barca preferida.
Calafell una historia marinera con la Francisca de protagonista:
