Muchos de quienes hoy peinan canas en Calafell recuerdan ir a los campos, hoy cubiertos de edificios, a arrancar unas plantas para lograr sus codiciadas raíces. Había diferentes puntos que no se revelaban porque ello garantizaba disponer de reservas.
Esas raíces endulzaron muchas infancias y no tan infancias. El regaliz de palo o paloduz, como lo llamaban muchos, estaba muy extendido por Calafell y hoy es prácticamente anecdótico. Apenas queda media docena de cepas localizadas. Y la presión urbanística puede hacerlas desaparecer.
El regaliz de palo del municipio fue muy reconocido pese a que nunca llegó a cultivarse en Calafell. Crecía de forma natural y se arrancaba. Y tenía unas propiedades singulares, como ya detallaba en 1962 el doctor Pius Font Quer en su reverenciado libro El Dioscórides renovado sobre medicina natural.

En el tratado sobre plantas medicinales Font Quer explicaba que la planta florece desde mayo a julio. Pero apuntaba que a veces se multiplica por vía vegetativa «y cunde mucho en las buenas tierras, sin llegar a florecer, como tenemos visto en Calafell, en el litoral catalán».
El regaliz de Calafell tendría por ello propiedades más singulares. Al no tener una reproducción en flor, la planta acumula más nutrientes en el rizoma, el tallo subterráneo que no es la raíz, y estas propiedades podrían verse potenciadas ya que toda la energía la acumula allí.
Vecinos de Sabadell explican que hace años podían encontrar en algunos comercios en los que se vendía regaliz de palo y se especificaba que era de Calafell. La planta suele ser habitual en tierras profundas y arcillosas y de ribera. Pero en Calafell crecía de manera espontánea en diferentes áreas.

Ahora Calafell quiere preservar las contadas cepas que quedan. Quizá no llegan a media docena y es mejor evitar precisar la ubicación para evitar un espolio que acabaría para siempre con una historia natural.
El Ayuntamiento propondrá al Institut de Biologia Evolutiva que realice un análisis genético de las plantas de Calafell para precisar sus características y singularidad.

La iniciativa va más allá y el objetivo sería reproducir la especie para reintroducirla de manera general. Para ello tendría la colaboración del instituto La Talaia de Segur de Calafell, donde se imparte un ciclo de jardinería. Allí se habilitaría una especie de vivero para garantizar la conservación de la especie. Incluso podría llegar a cultivarse.
Calafell recuperaría así una planta que pudo llegar a la zona en la época de los íberos o los romanos, que ya la empleaban por sus propiedades.
El Ayuntamiento pide respeto y que las plantas que quedan no se arranquen, ya que son los últimos vestigios de una especie vegetal que también juega un papel importante en la ecología del municipio. Y en la memoria de cuando había más campos que pisos.