Aquel alemán llamado Hens llegó a Calafell en una Isetta, un microcoche entre moto y coche que la BMW fabricó entre 1955 y 1962. Hens, que cojeaba debido a la guerra y fue prisionero en Rusia, buscaba terrenos para familias alemanas que querían instalarse sobre todo playas abiertas.
Esos alemanes buscaban terrenos frente al mar en Calafell, Cunit y Sant Salvador, como recuerda el historiador Joan Santacana. «Buscaban lugares aislados, cerca del mar y su ideal era configurar pequeñas colonias con bungalows, de una planta y un porche».
Fue a finales de los años 50 del pasado siglo cuando los turistas extranjeros comenzaron a llegar a Calafell y la zona. Hasta entonces era la burguesía barcelonesa quien acudía a las playas, lo que hizo que ya se plantease Segur de Calafell como una gran ciudad jardín.
Pero al acabar los 50 sorprendió la llegada de alemanes, aunque también había franceses y holandeses. Estos últimos buscaban alquilar una habitación. Los alemanes, en cambio, preferían terrenos para hacerse una casa. Hens fue uno de los pioneros de esas promociones para alemanes en la década de los 60.
Quedan algunos vestigios en Segur de Calafell y en Cunit. Menos en Sant Salvador. Son casas en primera línea. De una planta. Con un jardín en la parte frontal y un pozo ya que no había agua corriente, aunque la que extraían era salobre. Entre 1 y 1,5 pesetas pagaban por el metro cuadrado. Un bungalow podía costar unas 300.000 pesetas en la década de los sesenta. Entonces el marco alemán equivalía a 15 pesetas.
Los primeros alemanes procedían de Baden- Württemberg, junto a la Selva Negra y de Stuttgart. De esta ciudad era Gerhard Haug que comenzó a asentar a alemanes en Cunit. De hecho en el municipio hay una zona conocida como Les Sorres-Haug. En Calafell recalaron en Bellamar y en Segur.
Pero ¿por qué esa llegada de alemanes? Santacana considera que más allá del clima, el principal motivo era el miedo a una nueva Guerra, la división de Alemania con las tropas soviéticas sobre la República Democrática y las aliadas sobre la Federal. Muchos buscaron refugio fuera del país. España, dirigida por una dictadura militar abrigada por la Alemania nazi, permitía una tranquilidad. La Costa Azul era más cara y los recuerdos de la ocupación alemana eran recientes.
Muchos de lo que llegaban tenían heridas de guerra y algunos eran nazis que buscaban lugares seguros. Para las mujeres que habían sufrido ejércitos de ocupación y violaciones, Calafell y Cunit también eran refugios.
Quedan vestigios de aquellas zonas en Segur de Calafell y Cunit que en su día estuvieron alejadas de los núcleos de población buscando esa discreción y tranquilidad. Una calle que urbanizaron aquellos alemanes la llamaron del Vístula. Es el río que desemboca en el Báltico por Gdansk, la ciudad polaca desde la que en 1939 Hitler atacó Polonia iniciando la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los que vivió en Cunit fue el actor Hans Nielsen, que en 1943 protagonizó una de las versiones de Titanic con la que la máquina de propaganda del régimen nazi que dirigió Goebbles intentó ridiculizar a los aliados. Nielsen estuvo señalado como un actor al servicio del régimen nazi.
Nazis
También estaba Bertram Muller, motorista del mariscal nazi Edwin Rommel en la fuerza del Afrika Korps. O W. Mayer, un exaviador de la Luftwaffe, la temida fuerza aérea en la época nazi. Posteriormente se incorporó a la nueva Lufthansa y llegó a ser piloto del avión del canciller Honrad Adenauer. También sitúan en Cunit a J. Becker, propietario de una clínica infantil en Frankfurt y veterano de la campaña alemana en Rusia, donde cayó preso y fue liberado en 1948.
Los mayores recordaban a Margarethe von Hase. Fue la mujer del general del Tercer Reich Paul von Hase, que participó en la Operación Walkiria (1944) durante la que se intentó matar a Hitler. La operación fracasó y el general fue ejecutado en la horca.
Margarethe fue encarcelada y al finalizar la guerra se instaló en Segur tras comprobar que el comunismo había sido derrotado. La mujer se escribía con el vicepresidente del gobierno de Franco, Agustín Muñoz Grandes.
Von Hase le decía que estaba en Calafell y le recordaba que su marido impulsó un hospital en Alemania para soldados españoles que Franco envió a Rusia a luchar en la División Azul. En su respuesta Muñoz Grandes agradeció las labores de su marido y se puso a disposición de Margarethe.
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