Altafulla tiene nuevo jefe en la Policía Local desde el pasado martes, 1 de junio. Se trata del cabo Jordi Gil, de 50 años, natural de Barcelona y con casi 30 años de experiencia.
Él no es un extraño en el cuerpo de seguridad local, puesto que estuvo de agente en una comisión de servicio tiempo atrás y ha vuelto a ejercer de policía en una segunda etapa en Altafulla desde el pasado enero cuando su antecesor, el subinspector Àngel Fernàndez, pidió ayuda para organizar la estructura del cuerpo de seguridad local.
«Vine a Altafulla procedente de la Policía Local de Calafell sin más afán de poder ayudar en la reorganización de la Policía Local de Altafulla y aportar mi granito de arena para levantar la nueva estructura de mandos (actualmente hay dos cabos y el resto son 13 son agentes)», explica Gil, que es experto en criminología, tiene un máster en protección civil y otro en movilidad; y da clases en el Institut de Seguritat Pública de Catalunya (la academia para formar Mossos y policías) desde hace tres años.
Ha cogido el relevo del subinspector Àngel Fernàndez, que se ha ido a la Guàrdia Urbana de TarragonaEl nuevo jefe de la Policía Local tiene por delante varios retos, el primero de ellos es el de completar la plantilla de 21 plazas para poder trabajar con plenas garantías en todos los turnos.
Ahora son 15 (incluyéndose) y las seis vacantes se deberán ir profesionalizando en un futuro próximo. Sin ir más lejos, esta próxima semana 4 personas se convertirán en agentes interinos, de los que ya hay 50 candidatos interesados. En otoño, las cuatro plazas se ofertarán para ser de carácter fijo y ampliar la actual plantilla.
29 años de profesional
Jordi Gil empezó en 1992 en la Policía Local de Valls, su primer destino. Se pasó a Mossos y estuvo en Figueres y Viella antes de volver a la capital del Alt Camp para ascender a cabo. Estando en Valls surgió la posibilidad de ir a Calafell, donde ha permanecido hasta enero de este año sin contar entre medio algunas comisiones de servicio que ha cumplido durante estos 29 años.
«No esperaba ser jefe de la Policía Local de Altafulla ni lo pretendía cuando acepté venir en enero. Pero las cosas se precipitaron con la marcha del subinspector Fernàndez y el alcalde, Jordi Molinera, recomendado por mi antecesor, firmó el decreto», explica. Además de ampliar plantilla, Jordi Gil tiene encima de su escritorio varias carpetas azules y en cada una de ellas proyectos o casos abiertos.
«Los delitos que más he visto que se cometían en la localidad son hurtos y estafas telemáticas. En ambos intentamos asesorar a las víctimas para evitar que vuelvan a caer en ellos y también reforzamos las zonas donde los ladrones intentan robar a sus anchas», explica el nuevo jefe de Policía, quien admite pero que el número de delitos en una localidad como Altafulla son relativamente bajos.