Se derrumba una de las tapias que sellan los accesos al antiguo teatro Brisamar de Coma-ruga

Los vecinos piden urgencia para reconstruirla para evitar el acceso de vándalos al edificio

30 enero 2021 18:27 | Actualizado a 30 enero 2021 19:06
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Una de las tapias que sellan el acceso al antigo teatro Brisamar de Coma-ruga se ha hundido dejando una entrada libre al edificio cerrado desde hace años.

De propiedad municipal, el viejo cine y teatro está cerrado a la espera de un uso que no está decidido. Para evitar que pudiese accederse al interior, pese a que ya está muy vandalizado, el Ayuntamiento tapió las entradas y colocó una valla perimetral por seguridad ya que también se había producido la caída de cascotes.

Este sábado sin embargo los vecinos  han escuchado un estruendo. Una de las tapias que cierran el acceso principal se ha precipitado. Todo apunta a que haya sido por el viento. Aunque tampoco puede descartarse un acto vandálico. De hecho los vecinos han alertado reiteradamente que todavía hay quien busca boquetes para acceder.

La concejal de playas, Bárbara Peris, explica que de manera rápida se volverá a tapiar para evitar que puedan acceder personas al interior y evitar accidentes. Destaca que en noviembre de 2019 se valló el perímetro del edificio para evitar riesgos. 

Los vecinos de Coma-ruga llevan años denunciado la dejadez del Ayuntamiento sobre el histórico teatro. El edificio está cerrado desde 2012. En Coma-ruga temen que sin una tapia que evite el acceso es un riesgo para el edificio. 

Sin proyecto

En la zona piden un uso social que impulse a Coma-ruga. Sin embargo la actuación exigiría de una gran inversión. Y cualquier decisión sobre su futuro no será antes  de la remodelación del edificio de la antigua piscina termal del Tabaris, también en Coma-ruga, den el marco del proyecto Feder.

Construido en 1961, muchos recuerdan los espectáculos y artistas que pasaron por el Brisamar. De Montserrat Caballé a los ballets de Leningrado o de Kiev y obras como Jesucristo Superstar.  

El esplendor lo tuvo con Joan Toldrà, que lo adquirió en 1975 y se encargó de la programación. Con 743 butacas de teatro, también había dos salas de cine con 82 butacas cada una. Su caja escénica de 14 metros de ancho y 9 de profundidad era similar a la del  Liceo de Barcelona. El edificio también destaca por sus mosaicos de la fachada obra de  Santiago Padrós. 

Por la deuda

El Ayuntamiento compró el edificio en 2008 asumiendo la deuda de la finca. Con ello frenó una subasta,  además  de ser un paso para la compra por 1,2 millones. Una empresa de residencias geriátricas se interesó por finca, pero el edificio hubiese ido al suelo.

En el momento del cierre, en 2012,  había varias salas de cine en activo. El Ayuntamiento no podía invertir los 600.000 euros para mantener a actividad con las exigencias de seguridad.  Tras el cierre la inicial falta de barreras en su acceso permitió una profunda degradación. 

 

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