De ruta por Tarragona: Leyendas de arena
El itinerario nos lleva por parques y litoral, enlazando episodios de la épica medieval y expresiones artísticas efímeras, para acabar junto al Mediterráneo, donde la caminata se convierte en un paseo sin prisas a las puertas de Navidad

Figura del Pessebre de Sorra de La Pineda.
Corsarios berberiscos, esculturas de arena y rescates legendarios se dan cita, año tras año, en Vila-seca. En la ruta de esta semana se entremezclan historia, mito y paisaje en apenas ocho kilómetros de paseo urbano, un itinerario que nos lleva por parques y litoral, enlazando vestigios defensivos, episodios de la épica medieval catalana y expresiones artísticas efímeras, para acabar junto al Mediterráneo, donde la caminata se convierte en un paseo sin prisas a las puertas de Navidad.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos que presenta el camino.
Desde el punto de vista físico, se trata de una ruta fácil: son unos 8 kilómetros que discurren íntegramente por entorno urbano, por lo que la única dificultad técnica consiste en orientarse bien por el municipio. El itinerario completo, de ida y vuelta, requiere alrededor de 2 horas de marcha efectiva, que pasan a ser unas 2 horas y 30 minutos si añadimos un margen del 25 % para paradas. El cálculo se ha realizado tomando como referencia un ritmo aproximado de 4 km/h, cómodo y asumible para la mayoría.

Piló del Rescat de Sant Esteve.
Operación de rescate
El itinerario comienza en la entrada del Parc de la Torre d’en Dolça, donde nos acercamos a visitar esta construcción y uno de los elementos más singulares del recorrido: el Piló del Rescat de Sant Esteve. Este monolito señala, según la tradición popular, el lugar donde tuvo lugar el rescate de las cien doncellas.

La Torre d’en Dolça.
La historia hunde sus raíces en la épica medieval. Cuenta la leyenda que, tras la conquista musulmana de los Pirineos, solo sobrevivió un guerrero, Otger Cataló, quien reunió a nueve caballeros para recuperar las tierras perdidas. Galceran de Pinós, almirante en la campaña de Almería, descendía de una de estas sagas. Sin embargo, ni su linaje lo libró de caer prisionero junto a su criado Santcerní, siendo ambos encarcelados en Granada.
El rey granadino exigió un rescate desmesurado: cien caballos blancos, cien vacas, cien doblones de oro, cien telas brocadas… Y cien doncellas. Reunidos casi todos los requisitos, la dificultad de encontrar a las jóvenes obligó a convocar a los vasallos, que aceptaron entregar a sus hijas según un reparto proporcional. La comitiva debía partir desde el puerto de Salou, pero el milagro se adelantó: tras cinco años de cautiverio, Galceran rogó a Sant Esteve, patrón de Bagà, y Santcerní a Sant Genís. Ambos fueron liberados y aparecieron en la playa de La Pineda, junto al rescate completo.
En busca de corsarios
Tras consultar las inscripciones conmemorativas del monolito, seguimos en busca de la Torre d’en Dolça, otro vestigio de la historia tarraconense. Si hasta ahora nos habíamos maravillado con una leyenda medieval, ahora nos sorprendemos recordando a los corsarios berberiscos con cuya visita nos castigaban.
Estos mal llamados piratas eran particulares a los que determinados estados concedían, mediante la expedición de la patente de corso, el permiso para saquear y secuestrar navíos y poblaciones de naciones enemigas. Así las cosas, la construcción de torres a lo largo del litoral y del interior, como la Torre d’en Dolça, respondía a la necesidad de vigilar y defender el territorio frente a estas amenazas. Integrada en una red de edificaciones medievales de carácter defensivo, destaca por sus grandes dimensiones, hasta el punto de que algunos autores la consideran la única torre del entorno con la envergadura suficiente para ser interpretada como una auténtica fortaleza.

Figura del Pessebre de Sorra de La Pineda.
Finalmente, abandonamos el parque y nos dirigimos a La Pineda para visitar el Pessebre de Sorra, cuyas esculturas ya pueden contemplarse. Caminamos hasta la costa, deteniéndonos antes en el Santuari de la Mare de Déu de la Pineda, del siglo XIII y situado a nuestra izquierda a medida que paseamos, para reencontrarnos un año más con las figuras que distintos artistas han modelado sobre la arena de la playa de La Pineda. Considerando nuestro punto de inicio, este es el punto final de la ruta. Ahora podremos elegir entre dibujar un itinerario circular o deshacer lo andado.

Santuari de la Mare de Déu de la Pineda.