Aida Folch creció en los platós. De niña cursó teatro en la escuela y los sábados estudiaba interpretación en el Centre de Lectura de Reus. Trabajadora incansable, desde que era adolescente enlaza un proyecto con otro. La reusense empezó a ser conocida por el gran público a raíz de la serie Cuéntame cómo pasó. Desde entonces ha trabajado en cine, teatro y televisión. En 2012 fue nominada a la Mejor interpretación femenina protagonista por El artista y la modelo, de Fernando Trueba. Actualmente da vida al personaje de Victoria Quevedo en la mítica serie Amar es para siempre. Además, antes de primavera está previsto que estrene la película Haunted heart, de la mano de Fernando Trueba y con Matt Dillon como coprotagonista. En su vorágine diaria, entre rodaje y estudio, la reusense encuentra muy amablemente un paréntesis para atender al ‘Diari de Tarragona’ y charlar sobre sus proyectos, sus inquietudes y su relación con el territorio.
¿Qué representa el personaje de ‘mala’ de Victoria Quevedo en su carrera?
Es un reto porque Amar es para siempre es una serie diaria y es la primera vez en 21 años de carrera que lo hago. Además, lleva 18 años en pantalla y tiene más de un millón de espectadores cada día, muy fieles y al igual que Cuéntame cómo pasó, son y han sido series muy queridas. Es muy exigente, nos tenemos que aprender muchísimo texto y hacerlo en dos tomas, es decir, que no tenemos demasiada oportunidad de buscar la excelencia. Pero, por otro lado, es muy excitante, improvisas y mi personaje es muy divertido. Hacer de mala siempre es divertido.
¿Qué importancia tiene que cada tarde entre en los hogares un personaje homosexual?
La homosexualidad, que ha existido siempre, se veía mucho menos representada y ahora se ve mucho más. Estamos en el año 82 y explicamos que mi personaje es homosexual y lo intenta esconder porque aún no están en un momento como el actual. Creo que es importante que haya todo tipo de representación dentro de la ficción y en mi caso, es la primera vez que hago de una persona homosexual en un proyecto de ficción. Es curioso.
Cuando está todo el día en un personaje, como ahora, ¿en qué momento acaba Victoria y empieza Aida?
Me levanto a las cinco y media de la madrugada, me voy a trabajar, a las ocho ya estoy lista para rodar, maquillada, peinada y vestida y acabo a las cinco y media de la tarde. Cuando llego a casa me tengo que poner a estudiar para el día siguiente. Es decir, es un trabajo que requiere de una rutina y de mucho estudio los fines de semana porque hacemos muchísimas páginas al día. Entonces, podemos decir que nunca me puedo olvidar del todo de Victoria porque tengo una responsabilidad, me tengo que saber el texto, ya que de otro modo no se puede rodar. Al final es una fábrica, para que se pueda ver en casa al día siguiente tenemos que trabajar muy rápido y ser eficientes.
Para trabajar con Trueba aprendió francés. ¿Qué otras cosas ha hecho por un papel?
Un montón, siempre hay algo nuevo. Por ejemplo, para la TV Movie sobre Joan Miró me tuve que documentar, especialmente, sobre la vida de su mujer, Pilar Juncosa, a la que interpretaba. Tuve que entrevistar personalmente a sus familiares, buscar en libros y llamar a historiadores. Para la última película que he hecho con Trueba, Haunted heart, he tenido que trabajar en inglés y aprender un poco de griego.
«La sexualidad vende. Cuando una mujer empieza a tener una cierta edad es más invisible, pero esto está cambiando»
Hábleme del proyecto. Imagino que no puede desvelar demasiado...
No. Soy protagonista con Matt Dillon y es un thriller romántico que llegará a principios de 2024.
¿Cómo ha sido la experiencia?
Un placer y, sobre todo, es el típico proyecto que te sitúa en otro lugar. Es otro reto, un personaje muy bonito, especialmente al principio y al final y un trabajo potente que espero que se vea, que quede reflejado.
En algún momento dijo que le habían dado un papel de mujer inteligente. ¿Cómo ha evolucionado este tema a lo largo de su carrera?
La sexualidad es una cosa que, desde que el mundo es mundo, es rentable y vende. Entonces, cuando una mujer empieza a tener una cierta edad interesa menos, es más invisible. Gracias a Dios ahora está cambiado todo y ya hay proyectos que hablan de mujeres de todas las edades. Por ejemplo, en el caso de Madres eran protagonistas femeninas de diferentes edades y eran directoras y lo vio mucha gente: mujeres, hombres, niños, adolescentes... Esto hace una sociedad más rica donde todo el mundo se puede ver representado.
¿La mirada femenina existe?
Sí, claramente. Creo que a veces no solo tiene que ver con el género, sino con las personalidades. Quiero decir, hay miradas masculinas dentro de una mujer y miradas femeninas dentro de un hombre. Obviamente, las sensibilidades de género existen y son diferentes. No es lo mismo y el mundo en el que te toca vivir también es diferente y esto se nota.
¿Encuentra más directoras, productoras y guionistas?
Sí, la verdad es que he trabajado con bastantes mujeres estos últimos años y podemos decir que el sistema dentro de las producciones está cambiando muchísimo. Hay un cierto miedo por todo lo que ha pasado del #MeToo, la gente está más concienciada de que no se puede abusar del poder, que no puede haber machismo e incluso en muchas producciones se dan cursos de cómo no ser machista con tu compañera y hay coordinadores de intimidad. Noto que hay una sensibilidad.
¿Diría que estamos volviendo hacia atrás a pesar de todo?
El hecho de que el mundo se haya abierto más también ha provocado lo contrario, rebatirlo todo, todo el tiempo.
Siempre ha defendido el cine europeo. ¿Qué salud tiene?
Para mí es el mejor del mundo. Creo que es muy rico porque no es lo mismo el cine de Rumanía que el alemán, el francés o el español y a la vez somos europeos y se nota. Me encanta porque aprendo mucho, puedo saber cómo viven en otros lugares, cómo son, qué problemas tienen y en ese sentido es muy rico. En cambio, hay un tipo de cine americano, comercial, que es más plano para mí y que no me interesa.
¿Versión original o doblaje?
Versión original, siempre.
Lo sufre cuando rueda en otros idiomas...
Mi interpretación no es la misma en castellano que en francés o en inglés. Es otro contexto, otro tono y un sonido directo. Dicho esto, puedo entender que somos un país un poco vago, acostumbrado al doblaje de toda la vida, que no es culpa nuestra y lo que queremos es distraernos y no estar leyendo todo el tiempo. Como todo, se tiene que educar.
Las salas de cine, sobre todo pasan este cine americano. ¿Esto qué significa para el sector?
No estoy muy puesta en este tema pero, por ejemplo, ahora será la Fiesta del Cine y las salas se llenan de cine más comercial y también de menos comercial. En otros países, como Francia, el sector está muy protegido de tal manera que tienen que pasar un tanto por ciento de su cine y el resto, americano. Aquí es diferente, los cines necesitan sobrevivir y saben que si pasan cuatro salas de Star Wars aquel mes les irá mucho mejor. No podemos competir con una industria que es tan grande.
Muy personal:
Ha participado en campañas de limpieza de plástico. ¿Le inquieta el cambio climático?
Creo que tiene que haber un cambio muy grande donde la economía, obviamente, tendrá que sufrir. Esto no es solo una revolución personal, sino colectiva y de los gobiernos. Creo que vamos tarde y es realmente muy preocupante. Ya lo estamos viendo.
Practica submarinismo...
Lo hice solo una vez pero me fascina el mar. Soy una enamorada del naturalista David Attenborough y de todos los documentales que hace la BBC, sobre todo los marinos. El mar es un 80% de la vida que hay en este planeta, es el gran desconocido y por eso me fascina tanto. Me parece un mundo precioso y en el que todavía tenemos que descubrir muchísimas especies que todavía no conocemos.
¿Lo echa de menos?
Sí, el mar siempre ha formado parte de mi vida y este verano, por ejemplo, lo he pasado mal porque he estado trabajando todo el tiempo en Madrid y cuando tenía una semana de vacaciones necesitaba el mar y entonces no salía del agua.
¿Va a menudo a Reus?
Tengo la familia entre Reus y Tarragona. Lo que ocurre es que últimamente no puedo ir demasiado porque enlazo un trabajo con otro y es complicado. Pero siempre encuentro un momento, al menos dos veces al año, y voy seguro.
¿Qué significa para usted el Centre de Lectura?
Es el lugar más mágico de Reus y siempre que voy, acabo allí. Y te preguntarás qué hago allí. Me siendo a leer, simplemente. Es un lugar que me inspira, que me trae muy buenos recuerdos. La biblioteca en sí me fascina, es muy cinematográfica, me parece preciosa. Allí he hecho teatro, danza y estudié para los exámenes del colegio. Es un lugar que ha formado parte de mi vida y que me quiero mucho.
