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Daniel Bernabé: «Algunos estamentos del poder se han radicalizado muchísimo»

El escritor y periodista debuta con la novela generacional ‘Todo empieza en septiembre’

17 agosto 2023 19:29 | Actualizado a 18 agosto 2023 03:40
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Jaime Peña es un escritor que, para sobrevivir, hace de todo: artículos, entrevistas e incluso inventa guiones para un programa de sucesos paranormales. Pese a todo, cada día está un paso más cerca de la precariedad. Sin embargo, un e-mail advirtiéndole de que un grupo de gente poderosa está dispuesto a llegar muy lejos para alterar el resultado de las próximas elecciones hará que su vida dé un vuelco y se vea envuelto en un complot que claramente le supera. Todo empieza en septiembre es el debut literario del periodista Daniel Bernabé, una novela de intriga y conspiraciones políticas, con un sentido del humor mordaz, publicada por Planeta.

Aborda la identidad de una generación que ya no es joven, pero tampoco mayor.
Efectivamente. Esa era una de las intenciones del libro. Esa generación no está siendo bien contada, ni siquiera por nosotros mismos. Uno de los acontecimientos fundacionales por desgracia es una gran recesión económica. Es lo que sucede de 2008 en adelante, que nos pilla en un momento muy particular, cuando llegas a una edad en que empiezas a asentarte, normalmente, pero que en esas condiciones a muchas personas las trastocó: en muchos casos ha habido una precariedad muy notable y prácticamente una supervivencia que lleva a ir pasando los días, los meses y los años, más que nada conformándose con una visión muy corta de la planificación hasta que se llega a mitad de la vida y la sensación de vértigo es notable.

Pese a las relaciones líquidas, entre Irene y Jaime hay respeto.
Quería intentar describir una forma de relacionarse en el mundo entre personas que son coincidentes en muchos aspectos. Sin embargo, en algo tan esencial como en entender las relaciones no tienen conexión porque mientras que Jaime pertenece todavía al siglo XX, Irene ya está más metida en el XXI y acepta esa indeterminación incluso en las relaciones personales. Yo no quería apostar por una visión moralista del asunto y decir que uno de los dos puntos era el correcto, pero sí quería apuntar que eso creaba un dolor, sobre todo en el protagonista, en Jaime, por sentir que ni siquiera en ese punto en el que queremos una trinchera para nosotros, un compañero de vida, un cierto refugio ante las inclemencias de lo externo, pues no lo conseguimos encontrar.

¿Jaime es el defensor de la democracia?
Desde luego, mi intención es que representara a todas esas personas que pintan muy poquito. Jaime no es nadie, por eso mismo acaba recibiendo ese correo electrónico misterioso. Es un periodista de cuarta fila, por lo que puede iniciar esa investigación sin tantas hipotecas como si estuviera en el poder. Aparte de la trama de la novela, Jaime representa a cualquier persona que observa lo que está sucediendo, que ni siquiera tiene todos los datos, pero que parece que su palabra cada vez cuenta menos en relación a los deseos y los intereses de determinados estamentos de poder que en este país, en los últimos años, desde mi punto de vista se han radicalizado muchísimo. Y creo que han intentado, claramente, situaciones que van más allá de lo que hemos entendido por democracia hasta ahora.

¿Es la ultraderecha una amenaza para la democracia?
Sin duda. Realmente este país lleva inmerso en una situación particular desde las anteriores elecciones, desde las de 2019, que se celebraron con total normalidad, que dieron un resultado que llevó a configurar un gobierno, inédito en este sentido en 80 años, al ser de coalición y en el que la izquierda entró. Y, a pesar de la legislatura con unas cuantas situaciones tan convulsas que hemos tenido, una pandemia, una guerra en Europa, una crisis económica asociada, se ha disfrutado del momento de mayor estabilidad parlamentaria de los últimos diez años.

¿Cuál ha sido el problema?
Que desde el minuto uno, desde la sesión de investidura, ha habido sectores de la ultraderecha, incluso más allá de la propia derecha que ha sido contaminada por esa manera de hacer las cosas, que empezaron a decir que el gobierno era ilegítimo. Empezaron a trazar una serie de tácticas, que les han llevado durante los últimos tres años a cruzar muchas líneas rojas y esa es la situación peligrosa que el libro describe. Es una alarma, un toque de atención muy serio a todos los lectores y lectoras para advertirles de qué está sucediendo.

$!Daniel Bernabé: «Algunos estamentos del poder se han radicalizado muchísimo»

También recoge el ‘problema catalán’.
En el libro Catalunya aparece, en 2019, cuando se da a conocer la sentencia del Procés. Hay unas grandes protestas que acaban en violencia, algo que no hemos visto en toda la década, en la que ha habido muchas manifestaciones, pero donde no se llegó a ese nivel de violencia nunca. Y donde además, se da la circunstancia de que en un momento determinado los antagonistas de Jaime hablan de la situación de Catalunya porque la ven desde un punto de vista particular, desde ese punto de vista que siempre se ha aplicado sobre los conflictos que se han dado allí, entre las fuerzas políticas catalanas. Lo cierto es que se ha hablado mucho menos sobre cómo encararon la situación catalana los sectores más reaccionarios en el resto de España, cómo lo vieron, para qué les sirvió y qué partido sacaron de todo ello. Y el libro también explora ese punto.

Jaime tiene antagonistas muy peligrosos.
Si Jaime representa a las personas normales en este país, a la gente trabajadora, sus antagonistas, por tanto, representan a los antagonistas de todos. ¿Y qué nos encontramos? Individuos bien reconocibles entre los malos de esa novela. Yo creo que los jueces nos tienen algo que contar; tenemos a los especuladores del ladrillo en el libro y al poder político que se corrompe.

Con Carlos Salmo.
Sí, y a un tipo con gorra de cazador que de tanto reptar por las cloacas se había apropiado de ellas. Y el personaje más interesante de todos que es una productora, una empresaria televisiva que transforma mediante sus programas de entretenimiento lo que es la política del susurro en sentido común. Si queremos definir qué es la amenaza, qué es la ultraderecha y cuáles son los problemas serios a los que se enfrenta este país, creo que esos personajes son representativos.

¿Tiene alguna cosa en común con Jaime?
Muchas. Pero no es un intento de contar mi vida. El sentirme fuera de lugar me pasa constantemente tanto en las relaciones personales como en el entretenimiento. Por eso quería que apareciera su compañero de piso, un joven de 20 años. Porque si Irene es un puente y puede entenderse con ella, con él no hay manera. Y es algo que a mí me ocurre. Es decir, con las personas que tienen 60 años me entiendo bastante bien, ya que a pesar de la diferencia de edad, creo que compartimos los códigos del siglo XX. Sin embargo, con la gente que tiene 20 años no me entiendo en absoluto.

¿Por el cambio de siglo?
No es solo un cambio de siglo, que puede ser una arbitrariedad. La aparición de lo digital, como algo que se mete en nuestras vidas, que tenemos soldado a la mano a través del móvil y que marca nuestra forma de relacionarnos con los demás, nos ha cambiado como sociedad, pero más a los chavales que han nacido con ello. La diferencia sí es muy notable con respecto a otros momentos de cambios. En el libro aparece cómo a través de la manipulación digital se nos crea un problema enorme porque tenemos a un sector de la sociedad que desconfía de los medios. Puede ser que haya razones objetivas para desconfiar de los medios, pero ya no se trata de un sesgo, es una desconfianza social hacia las instituciones y que, sin embargo, encuentran en la agitación en internet prácticamente una guía de comportamiento.

Como el doctor conspiranoico...
Me parece muy interesante. De repente, uno se levanta un día y ve que la gente se está tomando en serio las conspiraciones. Por ejemplo, cuando hablaban de que nos iban a inocular no sé qué con las vacunas. En este sentido, algún predicador televisivo ha pasado de hablar de fantasmas y ovnis a prácticamente alinearse con las tesis de los partidos ultras de este país. Poco a poco no van quedando epígrafes que no estén contaminados por esta gente.

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