David Bueno reivindica el homo artisticus que todos los ciudadanos llevan dentro en su ensayo El arte de ser humanos, ganador de la última edición del Premio Josep Pla, que se publica este miércoles 5 de febrero de la mano de Destino, en castellano y catalán. El autor lo presentará el próximo día 19 en Tarragona, en la Llibreria Adserà.
Bueno indicó que se refiere al homo artisticus «no como una metáfora», sino como reclamación de «la necesidad de poner la creatividad y el pensamiento crítico en el centro de la educación». El autor confesó que este ensayo lo tenía en la cabeza desde 2010 y que nació de «la necesidad de integrar todo lo que hacemos en la vida de una manera más global».
Recuerda que cuando se habla de reforzar las matemáticas en el sistema educativo, «la respuesta no debe ser más horas de matemáticas, sino reconducirlas de otra manera», y pone como ejemplo su experiencia personal en las clases de bioética que imparte, que comienzan jugando a las cartas, o en las de biología, hablando de poesía».
De forma «provocativa», Bueno comienza el libro con la advertencia de que «contiene capítulos de lectura prohibida», pensando en «aquellos científicos a los que no les importan las humanidades, o en los humanistas a los que no les interesa la ciencia, como en cierto momento dijo Sartre».
El autor desmitifica la separación entre ciencia y humanidades, demostrando que estas disciplinas comparten la esencia creativa y el pensamiento abstracto de cualquier forma de arte, y en consecuencia considera que «la ciencia y la filosofía son también disciplinas artísticas».
En el trasfondo de su teoría, hay una realidad. «El cerebro funciona de la misma forma cuando estamos haciendo un trabajo científico que cuando miramos un cuadro o leemos una poesía», señala Bueno.
Sostiene que «las artes son una herramienta fundamental para potenciar habilidades como la creatividad, la memoria, la atención y la socialización» y además «el arte es la única característica que nos define como especie biológica, algo que los primates, aun con inteligencia, no son capaces de hacer».
En un repaso de la evolución humana, el científico destaca como un hito el cambio que se produjo en la laringe, lo que permitió que el lenguaje humano fuera más complejo y al mismo tiempo también aparecieron las primeras pinturas rupestres. A partir de entonces comenzó la carrera tecnológica de la especie humana, las primeras creencias filosóficas o místicas y los primeros enterramientos.
El planteamiento de Bueno tiene, a nivel educativo, «un potencial increíble»: propone la integración de las artes en la escuela como instrumento para desarrollar habilidades cognitivas, emocionales y sociales, para favorecer una formación más rica y equilibrada. «Tendemos a especializarnos, pero olvidamos que de forma instintiva desde niños somos capaces de hacer garabatos, de hacer teatro, utilizar el lenguaje científico y razonamientos filosóficos incluso antes de saber hablar», apunta el ganador del Pla.
Propone Bueno esa interrelación entre todas las artes, incluidas la filosofía y la ciencia, puesto que «nuestro cerebro trabaja de forma integrada de manera innata». Acaba el libro con el lenguaje escrito, «el único que no es instintivo, y en este campo la poesía es uno de los máximos exponentes de esta creatividad».