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    En busca del tesoro de los templarios en Miravet

    En el castillo se custodiaban privilegios papales y reales y, sobre todo, un importante tesoro con monedas de oro y plata

    26 abril 2023 20:28 | Actualizado a 27 abril 2023 07:00
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    En el año 1153, Ramon Berenguer IV arrebató Miravet de manos sarracenas y entregó su castillo a los poderosos monjes guerreros de la Orden del Temple. Instalada sobre una posición privilegiada que controla el paso fluvial de Tortosa a Zaragoza, la fortaleza pasó a convertirse en una de las más importantes en manos de los templarios de la corona aragonesa, los mismos que se encargaron de ampliarla. De hecho, en el castillo custodiaban documentos de la orden, privilegios papales y reales y, sobre todo, un importante tesoro compuesto por monedas de oro y plata, objetos litúrgicos y platos y copas. Sin embargo, en 1307, Jaime II de Aragón ordenó la detención de los templarios y la confiscación de sus bienes: empezaba así un asedio que duraría más de un año y, cuyo final, supuso el origen de las leyendas de fantasmas. En el itinerario de esta semana, exploramos el castillo de Miravet en busca de los tesoros perdidos de los templarios y de los supuestos fantasmas que aparecen en él.

    Dificultad de la ruta

    Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza moderada, siendo el punto más demandante la subida hasta la cima del Morral de la Covalta. En lo que respecta a la dureza técnica, se echa en falta más señalización, de modo que se recomienda usar una aplicación con la que comprobar que seguimos el camino.

    Instrucciones de la ruta

    En lugar de estacionar en el castillo de Miravet, lo haremos junto al embarcadero para disfrutar de la vista típica del conjunto del pueblo. Ahora sí, alcanzaremos la fortaleza yendo por las pasarelas de madera y, después de caminar un par de minutos por la carretera, tomaremos el sendero que conduce al Morral de la Covalta. Tan pronto la hayamos coronado, retrocedemos en busca del Camí de Xesa hasta que se una con el Camí de Benifallet paralelo al río. La entrada a la localidad la haremos por la Costa de Riago, la antigua vía de acceso que conectaba con el molino medieval y el paso de barca. Como veremos, coincide con el Gran Recorrido (GR) 99, el conocido como Camí Natural de l’Ebre.

    El fin de los templarios

    En el año 1307, Jaime II de Aragón, quien inicialmente se negó a encarcelarlos, ordenó la detención de los templarios y la confiscación de sus bienes. Si bien algunos no opusieron resistencia, otros tomaron las armas. Los caballeros de Miravet fueron de los segundos y resistieron el asedio de las tropas reales durante un año liderados por Fray Ramón de Saguàrdia y Fray Berenguer de Santjust. El castillo cayó el 6 de diciembre de 1308, ahora bien, de acuerdo con la leyenda, seis de los veintidós templarios supervivientes presentaron batalla refugiándose en la atalaya, donde serían ajusticiados. Este es el episodio por el que esta parte de la fortaleza se llamaría la Torre de la Sang. La realidad es menos romántica: Ramon de Saguàrdia y dos íntimos colaboradores se recluyeron en la capilla, mientras que Berenguer de Santjust y sus sobrinos lo hicieron en las habitaciones del comendador en la planta superior. Ambos eran lugares cuyo acceso se llevaba a cabo mediante una escalera de madera que podía retirarse de ser necesario. Así las cosas, las tropas construyeron una torre de madera y una escalera para detenerlos.

    Los fantasmas de Miravet

    Según la leyenda, los fantasmas templarios hacen acto de aparición dos veces al año, coincidiendo con el inicio y el fin del asalto al castillo. A las doce de la noche del 6 de diciembre, en la jornada de su rendición, aparece el fantasma de Berenger de Santjust, el último comendador templario de Miravet. De la misma manera se presenta el espectro de Ramón de Saguàrdia, quien recorre la fortificación llamando a la reconquista de territorios sagrados hasta que desaparece cual alma en pena ante la falta de respuesta. Otra versión de esta leyenda sostiene que al llamamiento de Saguàrdia acuden templarios descarnados que, montados en caballos espectrales, se pierden entre las sombras de camino a Jerusalén. Si bien estas son las leyendas de fantasmas más conocidas, gracias al folclorista Joan Amades sabemos que en Sant Joan, la noche del año en la que el solsticio se confunde con elementos mágicos, aparece una mujer envuelta de fuego que sólo desaparece si se presenta un hombre llamado Joan acompañado de dos mujeres cuyo nombre sea María.

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