Nàstic 0 - Oviedo 0: 'Grandeza sin goles'

El Nàstic no pasó del empate frente a un Real Oviedo rácano. Los granas tuvieron las mejores ocasiones del partido pero se encontraron con un fenomenal Rubén Miño

19 mayo 2017 19:38 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:36
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El Oviedo sigue resistiéndose al Nàstic de Vicente Moreno. En los cuatro enfrentamientos que han protagonizado en los últimos once meses, los granas sólo han superado a los asturianos en el partido de ida de la final de campeones por 2-1. Dos derrotas y un empate, el de ayer, completan un balance de confrontaciones completamente ajenas a la realidad del campo. Tanto en el partido de la primera vuelta de esta temporada en el Carlos Tartiere, donde el Nàstic perdió 2-0, como en el 0-0 en el Nou Estadi, los granas merecieron más. Fueron mejores. Así de sencillo. Pusieron el juego, la voluntad y las ocasiones. Les faltó la eficacia. El gol. Lo poco reprochable al conjunto granate.

Rubén Miño fue el principal responsable de esa carencia. El portero gallego fue la única nota destacable de un Oviedo ramplón. El gran damnificado de la excelente actuación del arquero fue José Naranjo. El meta del Oviedo respondió a los intentos del atacante grana de superarle con acierto. Al filo del descanso voló para despejar un testarazo del onubense que apuntaba a golazo. La ecuación se repitió en el segundo acto. Pase largo de Molina a la espalda de la defensa que Naranjo ‘pincha’ con la puntera y golpea sin pensárselo. La ejecución no sorprendió al meta visitante, que puso el guante para mandar la pelota a córner.

El Nàstic reaccionó a su escasez futbolística de Huesca con un partido completo. Moreno introdujo cambios en todas las líneas, excepto bajo palos. La más renovada fue la defensa. Sin Bouzón ni Pablo Marí, el técnico optó por resituar a Suzuki de central, junto con Molina, y a Xisco Campos en el lateral diestro. La solución se convirtió en una alternativa de peso para el futuro. Ante una delantera potente con jugadores como Toché o Borja Valle, la zaga tarraconse ofreció seguridad. Ni un disparo a puerta hizo el Oviedo en todo el duelo. Un tiro con efecto de Borja Valle que lamió el poste de Reina en el primer tiempo fue lo más reseñable del conjunto azulado en ataque.

El equipo de Generelo ni pudo ni quiso aparecer por el Nou Estadi. Se limitó a reducir errores hasta el punto de resolver su posesión con pases entre los centrales. Jon Erice retrasaba su posición para iniciar la acción ofensiva, pero ante el buen trabajo de repliegue de los granas acudía a la seguridad del pase defensivo.

A un equipo que pretende codearse entre los más grandes de la liga se le presupone algo más de riesgo. Pero el conjunto asturiano se lo reserva, el que tenga, al Carlos Tartiere. Los resultados como visitantes en las últimas jornadas le incomodaban. Ante eso y la perspectiva de jugar en casa cinco de los ocho encuentros que restan para finalizar el curso les hizo salir al campo para conservar el punto. Ya fuera ralentizando el juego con posesión intrascendente en su propio campo o perdiendo tiempo, con triquiñuelas de equipo pequeño. Lo que dice mucho también del Nàstic de Moreno. El respeto que inspira en sus rivales más directos. Si alguno de los dos conjuntos pintaba ayer de ‘grande’ fueron los locales, aunque el ‘premio’ y la posición ventajosa en la tabla (por el ‘goal average’) viajaran de vuelta a Asturias.

Regresó Tejera al once y las ideas bulleron. El barcelonés llevó el timón del juego del equipo con inteligencia. Dio amplitud al juego, aunque Lobato tendiera a buscar el pasillo interior y se perdiera entre las dos líneas de cuatro visitantes.

Emaná recuperó brillantez. Le faltó continuidad pero corrió, peleó y generó peligro. Lo que se espera del mejor jugador del equipo. En las botas del camerunés estuvo la primera ocasión clara del partido. Le llovió el balón del cielo en el área pequeña. Tiró el cuerpo hacia atrás y su disparo se fue por encima del travesaño.

Toché apareció brevemente para adelantarse a Molina y puntear un centro raso al primer palo. El balón no cogió portería.

La última acción del primer tiempo fue un fuera de juego dudoso que el colegiado le señaló a Naranjo cuando el delantero se marchaba solo hacia portería.

Entró Aníbal en el segundo tiempo y el Nàstic aún se volvió más peligroso. El delantero mexicano ganó la espalda a Dani Bautista para meter la quinta marcha hacia la portería. Pisó el área por el costado derecho, recortó ante un zaguero, pero el balón se le escurrió cuando iba a golpearlo.

El mismo Aníbal protagonizó la jugada polémica del encuentro. Cayó en el área, por un leve contacto con el defensor, pero en lugar de señalar los once metros, el colegiado amonestó al atacante por simulación.

El tiempo se cernía sobre el Nàstic, único interesado en buscar el gol. Lo buscó Moreno dando entrada a Jean Luc para ahondar en las costuras visitantes y a Juan Muñiz para colgar balones. Puso dos centros medidos que encontraron rematador, Aníbal, y mejor respuesta aún de Miño, rechazando el cuero.

En el tiempo extra Héctor Verdés vio la segunda amarilla, que consumió minutos de descuento con su salida del terreno de juego. Unos segundos valiosos para los suyos. Vinieron a buscar un punto y se lo llevaron. El empate apreta aún más la tabla. Zaragoza, Alcorcón, Elche y Córdoba estrechan el cerco sobre Nàstic y Oviedo. A los granas les obliga a ir a Palamós necesitados de tres puntos para no arriesgarse a quedarse fuera del play-off por primera vez desde hace ya varias semanas.

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