Rubén Gómez 'Solo hemos podido hacer dos semanas de pretemporada'

Rubén Gómez que ha volcado sus últimos años en el aprendizaje constante de la preparación física deportiva. Tras pasar como preparador físico por la cantera del Atlético de Madrid, Nàstic y de la Fundación Marcet, el de La Canonja ha decidido probar suerte en su primera aventura fuera de Catalunya en un primer equipo, una decisión que tomó el pasado verano.

Esta campaña es el preparador físico del Ourense, conjunto que milita en la Tercera División gallega y que la pasada temporada se quedó a las puertas de conseguir el ascenso a la Segunda División B. Este curso buscan repetir hazaña, aunque cuentan con un plantel repleto de juventud.

¿Cómo llegó la oportunidad de fichar por el Ourense?

Recuerdo que en un día de verano, mientras tomaba un café en una terraza recibí la llamada del entrenador, con quién ya había hablado con anterioridad comentándole mi disponibilidad. Me comentó las condiciones y a los dos días acepté la propuesta.

¿Qué tal la adaptación al club?

Extraña por las circunstancias en las que vivimos. En cuanto a lo futbolístico, tan sólo pudimos hacer dos semanas y media de pretemporada, pues por desgracia sufrimos diversos positivos de COVID y nos confinaron en casa durante prácticamente 15 días antes de iniciar la liga. A pesar de que los jugadores tuvieron su planning de trabajo esos días, el trabajo se aleja muchísimo de las demandas de la competición de nuestro deporte y evidentemente lo sufres.

Y por la ciudad, ¿qué tal?

Se encuentra controlada en cuanto a entradas y salidas, así que pocos lugares hemos podido conocer más allá de la propia ciudad. Es una ciudad bastante tranquila, te permite desplazarte rápido en coche a cualquier parte. El clima es más tristón que en Tarragona, suele estar nublado, y tanto la lluvia como el frío suelen ser frecuentes.

¿Cuál es el objetivo del club?

Pues el club buscó el ascenso a la 2ªB en las pasadas temporadas. La temporada anterior no asciende por 20 minutos en la final del playoff contra el Compostela. El COVID ha hecho daño a nivel de recursos y se vio superado a nivel presupuesto por equipos de pequeñas localidades que han tirado la casa por la ventana, como pueden ser el Arenteiro o el Barco.

¿Y el suyo a nivel personal?

Lo primero, aprender y crecer cada día como técnico y como persona. A nivel deportivo siempre he dicho que si tengo que mojarme en un sueño sería llegar al fútbol profesional con el Nástic y defender a nuestra ciudad en el lugar que merece.

¿Es muy diferente la labor de un preparador físico de un primer equipo a uno del fútbol base?

Para mí sí. El fútbol base es etapa de formación y en función de la categoría es más adecuado trabajar unas cosas u otras. En un primer equipo al final estás condicionado por los resultados, tienes jugadores que compaginan un trabajo, su vida social fuera... También es cierto que son más conscientes de su cuerpo (fatiga, molestias), de cómo deben alimentarse y descansar... A nivel entrenamiento es oportuno hablar mucho con ellos, para conocer sus motivaciones, sensaciones, preocupaciones.

¿Su intención es seguir el año que viene o le gustaría volver cerca de casa dentro de poco?

Ahora mismo solo pienso trabajar para ganar el próximo domingo frente al Atios y sacarle rendimiento al equipo. Si se echa en falta a los tuyos porque estás muy lejos, pero en el fútbol hay que ir día a día y lo que tenga que venir vendrá.

¿El reto del extranjero lo ve factible?

Esta temporada tuve dos opciones para salir, pero el cambio es muy grande y eran países que no me generaban confianza para dar un paso tan grande. Pienso que en España hay muy buen nivel de fútbol y la vida es más sencilla. Nunca se sabe, aunque al final depende todo del contexto del lugar y el club.