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Martí ‘casa’ al Reus Deportiu con la Copa del Rey (4-5)

Gloria rojinegra. El cuadro reusense vence al Lleida y vuelve a saborear el título 19 años después con una actuación magistral del jugador de Mataró, con cuatro goles en la semifinal y cinco en la final

09 marzo 2025 12:10 | Actualizado a 09 marzo 2025 21:30
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El Reus Deportiu vuelve a tocar la gloria de la Copa del Rey. La última fue en 2006 en Lloret de Mar, con un gol en el último minuto ante el Barcelona. Tanto que materializó Jordi Garcia, hoy entrenador del conjunto rojinegro. Él fue la estrella de la ya penúltima y ha guiado al Reus desde el banquillo hasta la última.

En la pista, Martí Casas se encargó de definir una brillante actuación coral de los de la capital del Baix Camp. El de Mataró volvió a ser la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los problemas. Después de meterle un póquer al Liceo en las semifinales, le endosó un repóquer al Lleida en la final para aupar al Reus hasta el título.

Igual que ante el Liceo, la afición rojinegra empezó el duelo venciendo desde las gradas del Joan Ortoll. Y eso se transmite. Así de enchufados salieron los reusenses en las semifinales y así lo hicieron en la final. Pero esta vez se encontraron a un rival más reactivo y que golpeó primero.

Martí Casas la había tenido frente al ex del Reus Martí Zapater, pero no había podido aprovechar la ocasión. Respondieron Nuno Paiva y Jordi Badia con sendas ocasiones que salvó San Càndid Ballart. Pero a la tercera fue la vencida para los de Edu Amat, y Paiva superó al meta rojinegro con un levanta y pica. Se adelantaba el Lleida con el gol número 22 de la temporada para el portugués.

El capitán Joan Salvat quiso responder rápido, pero su latigazo desde lejos lo neutralizó Zapater. Las revoluciones del duelo subieron y las idas y venidas también. El cuadro leridano estuvo a punto de ampliar la distancia en una contra en la que Paiva dejó solo a Badia tras un dos contra uno, pero el de La Seu d’Urgell perdonó ante Ballart.

El duelo era digno de una finalísima. Los protagonistas se dejaban todo sobre la pista y Jordi Garcia intentaba corregir desde la banda. Lo hacía con una rotación más larga, ya que Ferran Giménez estuvo disponible después de quedarse fuera de las semifinales por unas molestias.

El propio Giménez tuvo el empate con un gran disparo que detuvo Zapater en el 11’ de un partido que llevaba la bandera de la igualdad. Al Reus le estaba costando algo más atacar, pero mejoraba con el paso de los minutos. Y apareció él, quién iba a ser sino. Apareció Martí Casas para poner la igualada tras aprovechar una bola dividida entre Maxi Oruste y la defensa leridana. Casas fue el más listo de todos y la cazó como goleador nato que es. Después de meterle cuatro al Liceo en las semifinales, ahí estaba el de Mataró.

Fue un refuerzo vitamínico para el conjunto de Jordi Garcia, que veía cómo el marcador reflejaba lo que se veía en la pista después de que el Reus fuera en línea ascendente durante la primera mitad. Al cuadro de Edu Amat le pasó al revés. El gol fue un jarro de agua fría y se vio reflejado en un rendimiento que, pese a que no cayó completamente, sí que fue a menos.

¿Y quién estaba ahí para aprovecharlo? No podía ser otro. Solo podía ser Martí Casas, que los mete de todos los colores y de todos los sabores. No uno, sino dos en un minuto para demostrar la locura de los genios. El primero, tras un latigazo después de una falta cometida por Diego Rojas que le sirvió Marc Julià. El segundo, tras aprovechar una falta de entendimiento entre Jordi Badia y Nuno Paiva en defensa. Martí, que marcaba su séptimo gol en la Copa –cuatro en semifinales y tres en la final– le dio la vuelta a todo y el Reus se ponía en modo campeón.

Nuno Paiva intentó apagar el incendio inmediatamente, aunque el palo se interpuso entre el portugués y el gol. Pero el Lleida no se había rendido y Fran Torres ‘Tombita’ puso tierra de por medio al culminar en gol una gran asistencia del ‘5’ leridano. Todo estaba al rojo vivo. Especialmente él, que volvió a golpear. Se le caen los goles de las manos. Otra vez él. Otra vez Martí. No puede parar de marcar y puso el 2-4 al rematar al vuelo una asistencia exquisita de Oruste. Era él. Era el dueño y señor del partido.

Con el Reus dominando terminó la primera mitad y comenzó la segunda: un latigazo de Joan Salvat pegó en el palo y privó a los reusenses del 2-5. El Lleida no se daba por vencido, pero eran los de Jordi Garcia los que llevaban la iniciativa y el peligro pese a las intentonas del cuadro dirigido por Edu Amat. Pero, ¿quién sentenció el partido? No lo creerán. Esta ve fue con una falta directa tras una azul mostrada a Antonio Miguélez. Una definición de bandera de Martí Casas dibujaba su noveno gol en la Copa y el quinto en la final, a gritos de «MVP» en la grada.

El Lleida no había dicho su última palabra y gozó de un penalti en el 35’. Nuno Paiva la estrelló en el palo, pero cazó el rechace y batió a Ballart con un levanta y pica. Los de Edu Amat se metían en el partido y le daban vida al partido. El Reus intentaba meterle pausa y calmar el ritmo del juego, aunque el Lleida estaba ahí y con un gol más podía poner las cosas muy difíciles.

Pero los de Jordi Garcia aguantaban y Maxi Oruste estuvo a punto de sentenciar definitivamente a tres minutos del final. También Casas, que encaró solo una contra y definió contra el palo. Quedaban dos minutos trascendentales y Nuno Paiva lo apretó todo con el 4-5. Un disparo del portugués como mandan los cánones puso la final en un pañuelo a dos para el final.

Y la décima falta del Reus llegó en el peor momento posible. Pero ahí estaba San Càndid para hacerse enorme e impedir la definición de Darío Giménez, que la mandó al hierro. Quedaba un minuto. La gloria estaba ahí.

Edu Amat introdujo a cinco jugadores de campo y se abonó a una última posesión. Y ahí estaba la defensa del Reus. La garra. La casta de campeón que los de Jordi Garcia han lucido durante toda la competición y que les ha permitido saborear la gloria 19 años después. La Copa vuelve a ser rojinegra.

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