El 12 noviembre de 2022 fue un día amargo para Iván de la Peña. El futbolista barcelonés debutaba en un partido oficial del Nàstic. Lo hacía como titular ante el Racing Rioja, en el duelo correspondiente a la primera ronda de la Copa del Rey. No era la primera vez que se ponía la camiseta del primer equipo. Lo había hecho en partidos amistosos. Como el Trofeig Ciutat de Tarragona frente al Real Zaragoza. El técnico Raül Agné lo había seleccionado de entre los jugadores del filial para participar de forma habitual en la pretemporada del equipo. Como había hecho con Marc Montalvo un año anterior. Un plan que había funcionado a la perfección y que buscaban repetir tanto con el joven De la Peña como con Marc Álvarez y Dani Parra.
De la Peña vivía el momento esperado para un jugador que llevaba dos temporadas en la Pobla. Aspirando a cruzar la puerta del vestuario del primer equipo y plantar su taquilla en el Nou Estadi. El camino parecía despejado.
El partido en el estadio de Las Gaunas lo encaró bien. Mostrando grandes virtudes defensivas. A diferencia de su padre, Iván de la Peña sénior, un centrocampista con un talento espectacular en los metros decisivos y con una visión de juego que pocos futbolistas han expresado tan bien sobre un terreno de juego, el joven De la Peña ha explotado sus cualidades defensivas. En la Pobla de Mafumet, a la que llegó en 2020 procedente de la CF Damm, se desenvolvió tanto de pivote defensivo como de central, aunque poco a poco ha ido estableciéndose como defensa más que mediocampista.
Lo que apuntaba a un día grande, se convirtió en pesadilla. Poco después del descanso, De la Peña notó que algo no iba bien en la rodilla izquierda. A pesar de sus esfuerzos por continuar, los servicios médicos del club grana decidieron que no podía continuar ni un minuto más sobre el césped.
Las primeras valoraciones apuntaban a una gonalgia en la rodilla, un dolor en la articulación. Un mes después, sin embargo, el futbolista entraba a quirófano para operarse de una lesión condral. La previsión apuntaba a entre tres y cuatro meses de baja. Toda la temporada.
Tocaba pensar en recuperarse e Iván de la Peña lo hizo a conciencia. Tenía tiempo suficiente para pensar antes en una recuperación total que en la disputa de minutos. El proceso se alargó hasta la pretemporada actual. Una fase incómoda siempre para los futbolistas que tuvo su lado dulce, cuando el Nàstic le ofreció la renovación por dos temporadas más, hasta 2025, con el premio de convertirse en jugador del primer equipo desde esta misma campaña.
El regreso de Iván de la Peña al verde se ha ido forjando en las últimas semanas. Con la temporada ya iniciada, el central ha ido entrando en los ejercicios con el grupo. Hasta que hace poco menos de un mes, ya era uno más en los entrenamientos. Tanto es así que en la pasada jornada, frente a la Ponferradina, el ‘15’ del Nàstic figuraba entre los jugadores convocados por el técnico Dani Vidal para el partido. Once meses después de su última aparición. Un nuevo paso hacia adelante para el jugador que le toca coger ritmo y esperar su oportunidad.
No lo va a tener fácil. A día de hoy tiene delante de él a los dos centrales titulares Pablo Trigueros y Nacho González. Su rendimiento es incuestionable. Son vitales en la defensa tarraconense, convertida en la mejor del campeonato (con un solo tanto encajado) y con unos números de récord (el mejor inicio defensivo de toda la historia de la Primera RFEF).
Por si no fuera poco, también tiene la competencia de Unai Dufur. Un defensa joven y que sería titular en el 90% de los equipos de la categoría.
A sus 22 años, Iván de la Peña ha superado uno de los momentos más complicados en la carrera de un futbolista, como son las lesiones. Competir por un puesto entra dentro de la dinámica del futbolista. Una labor que puede hacer después de casi un año de trabajo en solitario.