Miku, de niño a hombre

Nicolás Ladislao Fedor Flores, más conocido como ‘Miku’, aterrizó en el verano de 2007 en Tarragona para reforzar el ataque del Nàstic en Segunda División procedente del Valencia en calidad de cedido. Fue un movimiento de campanillas porque se cerraba la llegada de un delantero que dos temporadas antes había conseguido marcar 18 goles en Segunda B con el Salamanca.

Su técnico por aquel entonces fue Javi López, el mismo que se sentaba en el banquillo grana aquel curso y que se convirtió en el gran valedor para su llegada. Su año anterior en el extinto Ciudad de Murcia había sido para el olvido, cero goles en ocho partidos.

Miku compareció en el Nou Estadi con el ímpetu de la juventud. 22 años y toda una carrera por delante. Salamanca había sido su trampolín y Murcia su muro, por lo que Tarragona adquirió un tono reivindicativo en su hoja de ruta. Volver a jugar, volver a marcar, volver a sentir. El venezolano vivió en el Nàstic un año que se saldó con una permanencia sufrida tras un cambio en el banquillo con César Ferrando como héroe de la permanencia. 21 titularidades en 29 partidos y dos goles fue el curso de Miku como grana. No fue notable, pero sí suficiente como para volver a creer.

El fútbol tiene estas cosas y Tarragona fue la precuela a otra explosión goleadora del venezolano. Otra vez en Salamanca, la tierra que le vio emerger futbolísticamente. Esta vez fue en Segunda División y sus quince goles fueron el billete definitivo al fútbol de primerísimo nivel. Primero regresó al Valencia en el que media temporada fue suficiente como para saber que su fútbol todavía no estaba preparado para la élite pura. Encontró acomodó en la élite en el Getafe. Allí petó porque su rendimiento se arropó en la titularidad.

Tres años y medio en el Coliseum fueron suficientes para dejar claro que era un futbolista de primer nivel. Cinco, siete y doce goles fueron sus registros. Su rendimiento fue tal que acudió en su búsqueda un histórico del fútbol europeo como el Celtic de Glasgow. Se marchó cedido y en su año en tierras escocesas llegó a jugar la Champions League. El niño venezolano que llegó a Tarragona se había hecho tan mayor que había logrado jugador la máxima competición continental.

Tras una etapa en Catar, otra vez regresó a Madrid esta vez para jugar en las filas del Rayo Vallecano. Allí estuvo tres años en los que le tocó vivir su primer descenso a Segunda División. Su último período en la élite del fútbol español, ya que luego se marchó a la India y a Chipre.

Vuelta a España

Hace tres temporadas sorprendió a todos cuando regresó a España, pero para jugar en Primera RFEF. Un futbolista de su caché suponía un auténtico terremoto en la categoría. El movimiento se tiñó de coherencia cuando el encargado de repescarlo fue el Deportivo de la Coruña.

En tierras gallegas, Miku logró siete y doce goles, dejando claro que el gol siempre se tiene y los años solo son un decorado. Sin embargo, no logró el objetivo de devolver al equipo gallego al fútbol profesional. El Albacete le arrebató el año pasado el sueño en la final del ascenso en Riazor en uno de los mayores golpes futbolísticos que se recuerdan de los últimos años.

Este domingo, Miku regresa al Nou Estadi enfundándose la zamarra de otro histórico del fútbol español que quiere volver a sus tardes de gloria. Lo hace con el Real Murcia.

Vuelve a la que durante un año fue su casa y en la que un 14 de junio de 2008 se enfundó por última vez la camiseta tarraconense. Vuelve con otra grana y tras marcar su primer gol la pasada jornada en la victoria ante la SD Logroñés. Vino siendo un niño y vuelve siendo un hombre. 16 años han pasado. Su carrera ha sido mayúscula.