El Delta de l’Ebre, máximo exponente de la regresión en el Mediterráneo

El Delta de l’Ebre es hoy el máximo exponente de la regresión en el Mediterráneo. El temporal Gloria de enero de 2020 hizo realidad una amenaza que sobrevolaba la zona desde hacía años: el peligro de desaparecer por los efectos del cambio climático. Y puso en alerta al territorio para evitarlo: los cerca de 60.000 habitantes del Delta quieren seguir viviendo en la tierra que les vio nacer.

Las amenazas son básicamente tres: el aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático, la falta de aportación de sedimentos del río (que quedan retenidos en los pantanos de la cuenca) y el hundimiento de la superficie deltaica (fenómeno conocido como subsidencia), de unos pocos milímetros al año. Todo ello hace que, según el cálculo de los expertos, en algunas zonas como la desembocadura, el Delta retroceda unos diez metros al año, mientras que otras resisten o incluso ganan algo de terreno por el efecto de las corrientes y la distribución de los pocos sedimentos que llegan al mar.

El símbolo de la fragilidad del Delta es la barra del Trabucador, una fina lengua de terreno (istmo) que une el margen derecho con la Punta de la Banya, que desapareció temporalmente bajo las aguas durante el Gloria y que ha sido sacudida también por otros temporales posteriores. Se tuvieron que realizar obras de emergencia para aportar miles de metros cúbicos de arena y poder recuperar la barra y la conexión con las salinas de la Trinitat.

Otros puntos que sufren especialmente la regresión y el envite de las olas durante los fuertes temporales son la playa de la Marquesa y la zona de acceso a la Punta del Fangar (término municipal de Deltebre), donde el restaurante Vascos está protegido con un espigón de piedras; y el frente litoral de la Illa de Buda, con el peligro que desaparezca la laguna litoral de los Calaixos de Buda.

Ante todas estas amenazas y con la convicción que el Delta se puede salvar y conservar tal y como es actualmente, los ayuntamientos y comunidades de regantes de la zona se unieron en la Taula de Consens pel Delta, un lobby de territorio que reclama actuaciones urgentes a las administraciones superiores, y que cuenta con más de treinta entidades i asociaciones adheridas.

La propuesta del territorio

La Taula presentó a principios de 2020 un Pla Delta con las acciones que a su entender son imprescindibles para mantener la actual morfología de la zona. Además del regreso al río de los sedimentos retenidos en los embalses, reclaman otras medidas para solucionar los problemas urgentes y a medio plazo que sufre la costa deltaica: un modelo integrado de defensa aplicando diferentes actuaciones según la tipología de zona a proteger y según la gravedad de la situación: aportación de arenas, creación y reforzamiento de dunas, adaptación de zonas húmedas y motas interiores (caminos de guarda), a demás de la defensa del medio marino. Todo ello reforzaría e incrementaría el ancho de las playas, hecho que ayudaría a la defensa del territorio frente al mar, defienden desde la Taula de Consens.

El plan del Ministerio

Más allá de las actuaciones de emergencia y aportación de arenas ya realizadas, el primer y más importante paso para el Delta és el plan de protección que ultima el Ministerio para la Transición Ecológica. La primera versión del documento no fue del agrado del territorio, porque en algunos aspectos suponía admitir la pérdida de terreno frente al mar. Desde la Taula de Consens se pide adoptar medidas como las que ya están en marcha en Países Bajos, donde una delegación institucional viajó recientemente para conocerlas de primera mano.