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    Núria Galiana: la curiosidad que lo mueve todo

    Esta Doctora en ecología (Tortosa, 1988) es licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde también realizó un máster en Ecología Terrestre y Gestión de la Biodiversidad. Se trasladó a Francia a hacer su tesis doctoral y en 2021 obtuvo la beca Marie Curie de la Unión Europea.

    03 junio 2023 19:04 | Actualizado a 04 junio 2023 07:27
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    Su pasión por la naturaleza le viene desde pequeña. Ya a muy temprana edad tenía mucha curiosidad por ella y trataba de entender cómo funcionaba el mundo en cuanto a lo natural: por qué había animales que vivían en unas partes del planeta y no en otras, por ejemplo. «De niña me gustaban mucho los animales y, no muy tarde, surgió en mí una preocupación importante por el medio ambiente y el impacto enorme que teníamos los humanos sobre él. Ese fue el inicio de mi interés por las ciencias ambientales», explica. Esa misma niña curiosa es hoy Núria Galiana (Tortosa, 1988), una joven científica, doctora en ecología, que ha sido reconocida con el premio internacional L’Oréal-UNESCO ‘For Women in Science’,

    Poco a poco, su carrera professional se fue especializando: estudió Ciencias Ambientales, hizo un máster en Ecología Terrestre y Gestión de la Biodiversidad y en 2015 se trasladó a Francia para realizar su tesis doctoral en la Estación de Ecología Teórica y Experimental por la universidad Toulouse III-Paul Sabatier (CNRS), donde se centró en la integración de las redes ecológicas con los procesos espaciales y la distribución geográfica de animales y plantas. En 2020 regresó a España para llevar a cabo un trabajo postdoctoral modelizando los ecosistemas naturales. En la actualidad, estudia la influencia de las interacciones bióticas entre las especies para la distribución espacial de las especies en el mundo en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, tras obtener la prestigiosa beca Marie Curie de la Unión Europea.

    Galiana estudia las interacciones entre especies y su distribución espacial

    «Tradicionalmente, se pensaba que la distribución de las especies en el mundo estaba mayormente determinada por las condiciones ambientales en las que podían vivir. Sin embargo, las especies necesitan interaccionar con otras especies para poder sobrevivir. Por ejemplo, una abeja no puede sobrevivir en un ambiente donde no haya la planta que necesita polinizar para vivir, por mucho que las condiciones climáticas sean favorables para la abeja. Estas interacciones con otras especies son lo que denominamos interacciones bióticas. Cada especie interacciona con multitud de otras especies, generando complejas redes», detalla la científica sobre su trabajo. «La estructura de estas redes se ha demostrado que es clave para determinar la estabilidad y la persistencia de los ecosistemas naturales. Lo que intentamos determinar en este proyecto es la influencia de estas interacciones con otras especies para su distribución espacial, para así poder predecir mejor los potenciales efectos del cambio climático».

    Hay muchos momentos de frustración en una carrera científica, con mucha competencia y contratos precarios

    La naturaleza está muy presente también fuera de su trabajo. A Galiana le apasiona la escalada y caminar por la montaña con su perro. «Me gusta cualquier actividad que me permita estar en contacto directo con la naturaleza. También me gusta la lectura, aunque leo menos de lo que me gustaría debido a que ya paso muchas horas al día leyendo cosas relacionadas con el trabajo».

    La doctora asegura que hay muchos momentos de frustración en una carrera científica, con mucha competencia para pocos puestos de trabajo y contratos laborales precarios. «Uno tiene siempre la presión de seguir buscando nuevos fondos, lo que puede ser muy estresante», opina. Haber sido reconocida con un premio como éste le supone una gran satisfacción por el reconocimiento a todo el trabajo realizado. «Además, me permitirá financiar horas de uso de superordenadores para seguir desarrollando mi investigación y, por otro lado, visualizar mi proyecto científico y la importancia de la conservación de los ecosistemas», afirma.

    Galiana se considera una persona con mucha curiosidad, un aspecto clave, cree, para ser científica. «La curiosidad lo mueve todo. Pero igual de importante es la perseverancia, porque no es un camino fácil en el que las cosas salgan rápido. Tener un pensamiento crítico y creativo me parece fundamental para ser científica. También he sido desde pequeña muy obsesiva con los detalles», reconoce.

    Respecto al papel de la mujer en la ciencia, considera que avanza, pero aún queda mucho camino por hacer para llegar a la paridad. «Aunque depende de las disciplinas, en general, hay más mujeres que hombres que empiezan las carreras científicas. Eso cambia a medida que las carreras avanzan, y la mayoría de los cargos de responsabilidad los ocupan hombres. Uno de los momentos clave para que eso ocurra es la maternidad. Las carreras científicas se basan en gran medida en el desarrollo de proyectos y la publicación de artículos científicos. Tener hijos supone una pausa en todo este desarrollo científico que puede ser difícil de recuperar».

    Galiana hace más o menos un año que se mudó a Madrid, aunque en realidad vive en un pueblo de la Sierra, a unos 35 minutos de la ciudad. «Me gusta vivir en un lugar tranquilo rodeado de naturaleza, pero que a la vez está cerca de Madrid y todas las actividades culturales que ofrece», dice. A Tortosa, su ciudad, vuelve a menudo. Reconoce que la vida científica es muy nómada, pero volver a la capital ebrense forma parte de su rutina para mantener el contacto con su familia, amigos y territorio. «Es un lugar que me gusta mucho».

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