Vino del Priorat sin intermediarios

Desde Porrera, Adrià Domènech, Oriol Domènech y Pau Peyri elaboran y comercializan dos marcas de vino a las que han llamado Cor de Pedra y Cassanella

08 febrero 2021 10:22 | Actualizado a 24 febrero 2021 13:17
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Adrià Domènech (Porrera, 36 años), lo explica así: «Con mi hermano Oriol (38 años) venimos de Cal Pagès, que es el nombre de la casa de la familia aquí en Porrera. Y somos lo que dice ese nombre: más de ocho o nueve generaciones dedicadas a trabajar la tierra. Es algo que hemos vivido desde pequeños. Ahora damos el paso adelante y cerramos el círculo».

Junto a Pau Peyri (Porrera, 34 años) fundaron en el año 2017 la bodega Fills de la Llicorella, con sede en Porrera (Priorat) y mediante la que comercializan dos vinos DOQ Priorat: Cor de Pedra (tinto) y Cassanella (blanco). Igual que los hermanos Domènech, Pau Peyri también procede de una de las casas con nombre de Porrera. En su caso, Cal Tardà. Residente hoy en Montbrió del Camp (Baix Camp), también se encarga de cultivar algunas tierras familiares de viñedos.

Así que, siendo viticultores los tres y con generaciones de agricultores precediéndoles, definirse como ‘hijos de la llicorella’ (la inconfundible pizarra de muchas de las tierras agrícolas del Priorat) era poco más que certificar su identidad. En conjunto, entre los tres socios suman unas 12 hectáreas de viñedos en Porrera, con algunos cultivos de viñedos centenarios.

«Trabajamos bastante con viñas jóvenes, en una línea moderna, pero sin perder la autenticidad del Priorat», explica Adrià Domènech, que en 2013 cursó un grado superior de Enología en Falset, y que junto a Pau Peyri, graduado en Enología en la Universitat Rovira i Virgili (URV), han desarrollado los dos vinos que comercializan. 

«Es algo sentimental: no queremos trabajar con distribuidores»

Con una producción limitada a entre 1.500 y 1.700 botellas al año, Adrià Domènech calcula que el proyecto de Fills de la Llicorella apenas supone entre un 5% y un 10% de la producción de uva que cada uno de los tres socios cultiva en sus tierras. El resto lo venden, como habían hecho siempre, a la cooperativa agrícola de Porrera (de la cual son socios productores), para elaborar el vino Cims de Porrera.

Su intención es mantener la producción de vino de Fills de la Llicorella en estos volúmenes, alcanzando como mucho las 2.500 botellas al año. Unas dimensiones que les permitan seguir siendo ellos personalmente quienes elaboran, embotellan, etiquetan y comercializan sus dos marcas de vino. «Desde un principio -explica Adrià Domènech- tuvimos claro que Fills de la Llicorella tenía que ser un proyecto muy pequeño, que no se nos fuera de las manos. Otra cosa es que surjan otros proyectos en paralelo».

Venta directa

«Ahora estamos comercializando la tercera cosecha. Es algo sentimental: no queremos trabajar con distribuidores ni comerciales, con lo que vamos nosotros personalmente al restaurante o a la tienda de vinos». Un radio de pocos kilómetros alrededor de Porrera es suficiente para vender su producción, con la mayoría de sus clientes en el Priorat y el Baix Camp, aunque también llevan a cabo venta directa a particulares con envío a domicilio.

Facebook e Instagram son sus ventanas al comercio online, con entrega a domicilio sin coste de envío a partir de dos botellas y precios de venta al público idénticos a los que se pueden encontrar en una tienda física (15 euros por una botella de vino tinto Cor de Pedra y 16,5 euros por una de blanco Cassanella). Una caja entera (6 botellas, con la proporción de tinto y blanco que se desee) cuesta 90 euros.
 

Comentarios
Multimedia Diari