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    Los valores corporativos deben más que sólo palabras

    Los valores corporativos, el respeto a los mismos y su impecable puesta en práctica, determinan y garantizan el éxito de las organizaciones

    06 marzo 2023 09:50 | Actualizado a 06 marzo 2023 14:18
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    La mayoría de las organizaciones aseguran tener y pregonan a los cuatro vientos valores corporativos que se muestran con orgullo en sus paredes, en su sitio web y en los materiales de marketing de las mismas. Pero ¿qué pasaría si nos detuviéramos a hablar con algunos colaboradores, elegidos al azar, en los pasillos y les pidiéramos que nos explicaran una situación que respalde la vivencia y la personificación de esos valores? Si nos encontramos con miradas en blanco o al infinito, silencios prolongados, largos «hmm» o «bueeeno», está claro que esos valores no se están viviendo firmemente en la organización.

    Mostrar los valores corporativos de la organización en las paredes puede dar color al vestíbulo y pasillos, pero si éstos no se viven y personifican en el día a día, proyectan la imagen de un lugar de trabajo ficticio y artificial, con poca o ninguna conexión emocional de los colaboradores entre sí y con la organización, que fácilmente puede incidir negativamente en el nivel de compromiso. Una buena política de retribución y compensación, por sí sola, no es la panacea ni la fórmula mágica para atraer y retener el talento, y un entorno en el que los valores corporativos no se vivan y se defrauden con cierta frecuencia, constituyen el entorno perfecto para fracasar en la ‘guerra’ por atraer y retener el mejor talento disponible.

    Los valores corporativos, el respeto a los mismos y su impecable puesta en práctica determinan y garantizan el éxito de las organizaciones.

    Los competidores pueden intentar plagiar ideas, productos, modelo de negocio y tipología de clientes, pero no pueden usurpar la cultura, y una cultura única y diferenciadora es la que facilita la atracción de los mejores colaboradores y clientes y mantener su lealtad.

    Un perfecto encaje e integración de los valores corporativos en la cultura organizacional, implica la necesidad de considerar los siguientes aspectos:

    1. Establecer el tono en el liderazgo corporativo, es decir, liderar con el ejemplo.

    2. Validar y evaluar los valores corporativos y la cultura organizacional a través de la recopilación, intercambio y comunicación continuados de situaciones o ‘historias’ que ejemplaricen su impecable puesta en práctica.

    3. Reforzar y responsabilizar a toda la organización en la necesidad de vivir y aplicar continuamente y sin fisuras los valores corporativos y la cultura organizacional.

    Liderar con el ejemplo es la única forma de revertir la potencial incredulidad de colaboradores y clientes

    En este artículo trataremos en detalle el primer aspecto relativo al tono en el liderazgo corporativo, y en uno posterior abordaremos los correspondientes a las ‘historias’ y la responsabilidad asociada a los valores corporativos.

    Establecer el tono en el liderazgo corporativo:

    Los valores corporativos constituyen una promesa del liderazgo corporativo para todos los grupos de interés (stakeholders) de la organización.

    Sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo por la consultora Gallup en diferentes organizaciones de todo el mundo, muestran que solo el 26% de los colaboradores están totalmente de acuerdo en que su organización siempre cumple sus promesas, y solo el 46% de los clientes está totalmente de acuerdo en que sus proveedores cumplen dichas promesas.

    Para acabar de confirmar este desapego, menos de la cuarta parte (23%) de los colaboradores están totalmente de acuerdo en que pueden aplicar los valores corporativos de su organización en su trabajo del día a día, y solo un 27% está totalmente de acuerdo en que ‘creen’ en estos valores corporativos.

    Los grupos de interés, y en especial colaboradores, clientes e inversores, necesitan ver ejemplos constantes, consistentes y genuinos de lo que los líderes representan y en lo que muestran y centran su preocupación, tanto dentro como fuera de la organización. Por ejemplo, el liderazgo corporativo de una organización no puede pregonar que cree y se esfuerza en la necesidad de salvar y preservar el medio ambiente si a la vez gestiona una ingente flota logística con vehículos movidos por combustibles fósiles, u opera sus plantas de producción con altas emisiones de gases de efecto invernadero, etc.. (green washing). Pensemos en un pastel totalmente de chocolate. Debe ser chocolate por fuera y por dentro, independientemente de por donde los cortemos. Esta consistencia de expectativas es lo que hace que los valores corporativos se solidifiquen y que las culturas organizacionales prosperen y ganen en credibilidad.

    Liderar con el ejemplo es la única forma de revertir la potencial incredulidad de colaboradores, clientes y resto de grupos de interés en una plena confianza y total lealtad.

    Alfred Arias es profesor de los módulos de Lideratge d’Equips y Gestió de Persones del MBA-URV

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