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El encarecimiento de algunos productos a los pocos días de iniciarse la guerra se añade a la espiral inflacionista que sufre España y, en concreto, Tarragona, desde hace meses.
El año pasado terminó con un incremento del IPC del 7% en la provincia, según los datos del INE. Se trata del mayor aumento en las últimas tres décadas, una subida de precios que ha impactado ya en la cesta de la compra. El principal gasto que ha provocado esa deriva es la energía.
El gasto en electricidad, gas y otros combustible aumentó un 56,1% en Tarragona durante todo el año pasado.
La invasión rusa agravará la crisis energética en Ucrania y presionará sobre productos como el gas. La huella bélica ya se nota también en el precio de la gasolina.
En el último año el coste del combustible había subido entre un 20 y un 30%. Un análisis de la evolución de las tarifas muestra una incidencia instantánea.
El viernes 25, un día después del inicio de la guerra, la sin plomo pasó en Tarragona de 1,786 euros a 1,807, en solo una jornada. El gasóleo saltó de 1,617 a 1,631.
