El Baix Penedès vuelve a crecer sin las inversiones necesarias

Los servicios educativos, sanitarios y asistenciales están saturados. Tampoco las vías de comunicación están adecuadas en capacidad y precio para afrontar ese crecimiento

30 septiembre 2018 16:47 | Actualizado a 30 septiembre 2018 16:53
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El Baix Penedès vuelve a crecer en población. Según datos de 2017 del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat), la comarca fue la que tuvo la tasa más alta de migración neta de Catalunya. Por municipios, entre los diez primeros que tuvieron mayores saldos migratorios positivos, están El Vendrell (4º), Cunit (6º) y Calafell (8º). Los tres primeros son Sabadell, Badalona y Terrassa.

La comarca vuelve a ser una zona receptiva de población, principalmente del área metropolitana de Barcelona. Los motivos son los que ya llevaron a un crecimiento del Baix Penedès hace unas décadas. El aumento del precio de la vivienda y de los alquileres en el área metropolitana expulsa a muchos en busca de un lugar en el que instalarse pero que les permita desplazarse a diario a la ciudad por motivos laborales o de formación. De rebote hace que muchos vecinos de la costa de la comarca deban desplazarse al interior del Baix Penedès. La situación también la viven comarcas de la veguería Penedès. El Alt Penedès es la quinta comarca que más crece y el Garraf, la sexta.

Boomburbs

La situación confirma al Penedès como zona de expansión del área metropolitana. El Baix Penedès es lo que los anglosajones definen como Boomburbs, en un juego de palabras que combina un crecimiento acelerado en poco tiempo con el de suburbio entendido como núcleo urbano situado a las afueras de una gran ciudad. Esa dinámica va a seguir y exigirá una adecuación y dimensionamiento de los servicios tanto sanitarios como educativos, culturales, asistenciales y de movilidad hacia la ciudad, como avisa el concejal de Cunit Jaume Casañas.

Pero el nuevo boom vuelve a coger al Baix Penedès y a los ayuntamientos sin una necesaria planificación ni ordenación conjunta del territorio. Cunit ya pidió a la Generalitat un nuevo instituto para evitar la saturación de las aulas. La situación es similar en las escuelas de primaria y la matrícula viva durante el curso es elevada en El Vendrell y Calafell.

El hospital de El Vendrell se ha quedado pequeño. Las 101 camas para enfermos agudos y las 16 sociosanitarias son insuficientes para las 100.000 personas empadronadas en la comarca. Aunque la dirección del hospital señala que enero y febrero son tradicionalmente los meses más complicados, reconoce que la tendencia es a que esa ocupación tienda a incrementarse todo el año.

Es un boom demográfico impuesto desde una metrópolis que no tiene en cuenta a su área de influencia, a pesar de que es la que le nutre cada día de miles de ciudadanos. También la descongestiona demográficamente para dejar espacio a promociones especulativas del suelo con vivienda o empresas que contribuyen a despoblar barrios históricos.

Externalidad

La presidenta del Consell Comarcal del Baix Penedès, Eva Serramià, ya dijo que Barcelona aporta al Baix Penedès una externalidad negativa. Ante esa situación no puede dejarse solos a los municipios y la Generalitat debe dotar a la comarca para afrontar un crecimiento sin tensiones. 

Porque además, no es lo mismo  recibir a una población que decida instalarse voluntariamente que a una forzada por la situación en cuanto a arraigo o necesidades asistenciales se refiere. Ya para hacer frente a la situación las inversiones necesarias son de ámbito de la Generalitat.
No ya sólo en escuelas, servicios sanitarios y sociales. Mientras en ciudades como París o Londres facilitan que sus Boomburbs tengan una conexión rápida, segura y barata con la capital, el Baix Pendès está penalizado por el precio del billete de tren y su escasa frecuencia o unas deficientes carreteras gratuitas o unas autopistas muy caras de peaje.

El Baix Penedès no se beneficia de las políticas de movilidad del Área Metropolitana de Barcelona (AMB). A pesar de que de facto en movilidad está en sus dinámicas la comarca no tiene ni voz ni voto en la AMB. Por ejemplo, en los días que se decrete una restricción del tránsito por episodios de contaminación, los municipios que estén en la zona 2 de tarificación de tren, pagarán como zona 1. En cambio, el Baix Penedès, que envía en tren a miles de vecinos cada día, seguirá pagando como zona 5 ó 6.

Por carretera la situación no es mejor. La vía gratuita entre la comarca y Barcelona es una desfasada C-31 pero la alternativa segura y rápida es la C-32, una de las autopistas más caras.

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