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La división de Glass de Saint Gobain en L’Arboç, la Robert Bosch en Castellet i la Gornal, Alfisa en Santa Margarida i el Monjos, El Corte Inglés en La Bisbal del Penedès y desde hace unas semanas el anuncio de la Mahle en Vilanova y la Geltrú.
La desindustrailización de la zona del Penedès y Garraf avanza en un desangrado sin que se sepa nada de los reclamados planes de reindustrialización necesarios ante un desempleo creciente en unas comarcas en las que la presión demográfica sigue creciendo con población procedente del área metropolitana de Barcelona.
La última puntilla ha sido el anuncio de cierre de la Mahle de Vilanova que deja en la calle a 345 empleados directos y a unos 50 de servicios subcontratados. La empresa alemana, dedicada a fabricar pistones para automoción, ha anunciado el cierre para finales de enero. Traslada producción a Portugal y Polonia, donde ya tiene plantas.
La empresa argumenta que con el impulso del vehículo eléctrico, la fabricación de pistones para motores de combustión tiene una caída de demanda que se acentuará en los próximos años. Mahle asegura que su planta de Vilanova «funciona muy por debajo de su capacidad».
La medida no afecta a otras plantas que la empresa tiene en el Estado con más de 2.300 empleados. Sí que negocia un expediente de empleo para la planta de Montblanc.
Desproporcionado
Los sindicatos consideran desproporcionado el cierre y reclaman alternativas, además de la intervención de la Generalitat y el Gobierno Central. Esta semana está previsto que comiencen las negociaciones sobre las condiciones del expediente.
La plantilla ha anunciado movilizaciones y el 4 de diciembre habrá una manifestación en Vilanova. Advierten que no saldrá ni una máquina de la empresa si no se llega a un acuerdo de indemnizaciones ya que la premura del cierre deja nulo margen para otras opciones. Denuncian que la fábrica cierre en Vilanova y no reajuste otras plantas europeas. Los trabajadores denuncian una deslocalización para llevar la producción a otras fábricas.
La situación es una nueva puntilla para la economía de las comarcas del Penedès y del Garraf y de centenares de familias.
El territorio lleva años reclamando planes de reindustrialización que sin embargo no llegan.
Desde el Baix Penedès, Alt Penedès y Garraf reclaman inversiones que atraigan industrias. Pero lamentan que son se ven esos planes mientras las empresas siguen cerrando.
Y la crisis de los chips también golpea.