Creixell fa memòria es un proyecto histórico y etnográfico que recoge el testimonio oral de una treintena de vecinos y vecinas de la población, compilado en un libro que será presentado mañana, a las doce del mediodía, en la mismísima Plaça Major del municipio. Es el Ayuntamiento de Creixell quien ha editado el libro, escrito por el antropólogo y profesor torrense Jordi Suñé.
La obra recoge, en el espacio de sus casi 300 páginas, más de 250 imágenes antiguas y muchos fragmentos de las entrevistas que cuentan como era el Creixell de antaño. Para ello, Suñé ha contado con el apoyo técnico de Sergi Clofent y Pau Josa, que se han ocupado de grabar vídeos, escanear fotografías y documentos para elaborar productos audiovisuales que en un futuro próximo den a conocer el patrimonio del municipio.
La generación entrevistada todavía vivió en un pueblo predominantemente labriego. Ancianos y ancianas que son testigos «de la transición del medio rural y agrícola hacia un municipio turístico, la construcción y las urbanizaciones del litoral, la transformación de un paisaje que hasta entonces poco había cambiado durante generaciones», sustenta Jordi Suñé, partiendo de una época carente de servicios tan esenciales como el alcantarillado o el agua corriente en las casas.
Para esta tarea investigadora, Suñé ha conversado y escuchado largamente a las personas mayores, en sus propios domicilios, o citados en la Casa de Cultura Cal Cabaler y, en palabras del autor, «los mayores han participado de muy buen grado».
En el libro se incluyen diversos apartados. Se habla del ciclo de la vida, donde se cuenta como los bebés nacían en casa, los juegos callejeros, sin peligro por la circulación de vehículos.
La necesidad de ir con cubos a por agua a las fuentes públicas, el lavado de la ropa en las balsas de las norias para el riego. Respecto al calendario festivo, descubre curiosas tradiciones como la de recibir a los Reyes de Oriente con las sogas viejas de las norias encendidas o pasear el rey Carnestoltes, por las casas y masías de las afueras.
Jordi Suñé incide en el apartado que hace memoria «de los túneles que atraviesan el núcleo antiguo, la Torre del Hostal, las historias de piratas, el contrabando, la sede de los cursillos de cristiandad, el patrimonio de la piedra seca, entre otros recuerdos», sin olvidar los oficios antiguos y profesiones de nuestros ancestros, como pastores, pescadores, barberos, ferroviarios, carboneros y boteros.
Igualmente, se hace mención del tejido asociativo local, donde no falta la pasión por el fútbol, de hace cosa de un siglo, la existencia de entidades benéficas o la presencia del somatén. Finalmente, el libro recoge algunas noticias históricas referente a los siglos XIX y XX que alumbran episodios sobre cómo se vivieron las guerras carlistas en el siglo XIX.
Creixell fa memòria es una mirada al pasado que, según Suñé, «tiene como objetivo preservar las raíces del pueblo, para que no caigan en el olvido; para los mayores revivir los recuerdos y dar a conocer la historia más reciente a las actuales generaciones». El autor concluye diciendo que «Creixell tiene futuro porque sus raíces son profundas y su ramaje bien abierto al mundo».
