Miguel Reyes Hernández se encontraba de vacaciones con su mujer y sus hijos en un camping de Salou cuando vivió una de esas experiencias que te tocan de por vida. Un niño irlandés de 5 años, Frankie, jugueteaba alrededor de la piscina cuando se cayó al agua. Hasta el cabo de un rato nadie lo vio y, al sacarlo de la piscina, estaba inconsciente y sin respiración.
Por fortuna, la rápida reacción de Miguel, que es Mosso d’Esquadra en la comisaría de Vielha, permitió salvarle la vida y que el suceso se quedara en un gran susto. Un gesto heroico que demuestra que la vocación de servicio va mucho más allá del uniforme.
«Yo estaba tomando el sol en una hamaca cuando escuché los gritos de socorro de una mujer. Al incorporarme vi que estaba en la piscina con un niño en brazos sin signos de vida. Pensé que estaba muerto», recuerda Miguel. Con la serenidad curtida en años de experiencia en situaciones de emergencia, se lanzó al agua sin pensarlo y sacó al niño para empezar las labores de reanimación.
«Escuché la respiración y vi que no respiraba, así que lo puse en posición y empecé a hacerle la reanimación cardiopulmonar (RCP). Al cabo de 40 segundos o un minuto el chico volvió. Sacó agua por la nariz y la boca, pero todavía le costaba mucho respirar y seguía inconsciente», relata. Tras su intervención, llegaron lo servicios de socorrismo y el médico del camping, que siguieron asistiendo al menor, hasta la llegada de la ambulancia, que lo trasladó al hospital.
«Sentía mucha angustia por el niño. El médico me dijo que no sabían cuánto agua había tragado y si le quedarían secuelas», cuenta. Al final, el pequeño Frankie tuvo que estar ingresado en el hospital un par de días, pero pudo volver sano y salvo a sus vacaciones en Salou. «Fue una alegría inmensa poder reencontrarme con él y con sus padres en el camping. Afortunadamente todo acabó en un gran susto», explica el mosso.
Hace 15 años que Miguel está en el cuerpo, pero era la primera vez que tenía que practicar una RCP a un niño. «Tenemos formación para ello y por fortuna la primera vez que tuve que hacerlo fue un éxito», expresa. Por lo que explicó después el menor, estaba corriendo por el borde de la piscina cuando se cayó y se golpeó en la cabeza. «Solo recordaba haberse dado un golpe. Después llegó la mujer, que vio que llevaba mucho tiempo debajo del agua y por eso lo sacó. Gracias a ella también lo pudimos salvar», recalca.
Los hechos tuvieron lugar el pasado mes de mayo y Miguel y su familia tienen programado un nuevo viaje al camping salouense para este octubre. Antes, desde el cuerpo de los Mossos quieren agradecerle su gesto con una medalla al valor, aunque él reconoce que «para mí toda la recompensa fue poder ver cómo el niño volvía por su propio pie».
