La videoartista más humana

Reus. Alex Reynolds estrena ‘Esta puerta, esta ventana’, una obra audiovisual entre el retrato y la interpretación

15 enero 2022 13:48 | Actualizado a 15 enero 2022 13:51
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La vídeoinstalación es una de las grandes formas de expresión artística de Alex Reynolds (Bilbao, 1978). Su capacidad para expresar el arte mediante la performance la ha situado en un lugar privilegiado en el sector, y ha despertado la admiración de una audiencia siempre curiosa con sus producciones. 

La videoartista es conocida por sus enigmáticos proyectos que tratan sobre el ser humano y su parte más artística, para que el espectador participe en sus obras. Anteriormente había basado sus trabajos previos en estrategias paracinematográficas en las que el cine era la referencia para una experiencia no fílmica del espectador en la sala de exposiciones. En esta ocasión, en la obra Esta puerta, esta ventana, utiliza una videoinstalación que se sitúa entre el retrato y la interpretación sonora, con el uso sonoro para conectar y alterar conscientemente el cuerpo.

La propuesta se estrenó ayer en la sala Fortuny del mítico Centre de Lectura de Reus, el espacio cultural para excelencia de la capital del Baix Camp. La película se proyectará hasta el próximo 27 de febrero.

El trabajo de la artista y cineasta Alex Reynolds explora nuestras relaciones y afectos tal y como aparecen encarnados en el lenguaje cinematográfico. Su obra opera a través de diferentes registros y formatos, centrada en la imagen en movimiento y la performance, pero también trabajando la instalación, el texto y la fotografía. La práctica de Reynolds, profundamente afectiva mientras se nutre del legado del cine experimental y conceptual, genera reflexiones sobre la intimidad, la mirada y la comunicación, invitando al público a cuestionar de forma activa su rol como espectador.

Alex Reynolds estudió Bellas Artes en el Central Saint Martins College of Art and Design (Londres) y en el Chelsea College of Art and Design (Londres). Fue becada por la Akademie Schloss Solitude (2013), la Fundación Botín (2016) y la Fundació La Caixa (2020). Ha sido nominada a los premios ACCA (2021) y recibido el Premio de videocreación de Loop/Ars Santa Mònica/XAV (2021). Actualmente es profesora invitada en la KASK de Gante e integrante del grupo de investigación Social Acoustics/Communities in Movement. Hoy mantiene su residencia en la ciudad belga de Bruselas.

Una trayectoria consolidada

Su obra se ha expuesto en varios centros e instituciones como el Guggenheim Bilbao, Index Foundation (Estocolmo), Hollybush Gardens (Londres), Centro de Arte la Panera (Lleida), FRAC Lorraine (Metz), Museum M (Lovaina), Galería Marta Cervera (Madrid), Tabakalera (Donostia/San Sebastián), Galería Extraño de la Mota (Barcelona), CA2M (Madrid), Syndicate (Colonia), Bonniers Konsthall (Estocolmo) y la Fundació Joan Miró (Barcelona). Sus películas se han proyectado en cines y festivales como BFI London Film Festival, FIDMarseille, Rencontres Internationales y Documenta Madrid.

Jordi Vernis ejerce como comisario de la exposición audiovisual de Reynolds en Reus. De hecho se encargó de inaugurarla, ya que la artista no pudo viajar desde Bruselas a causa de los efectos de la pandemia. Vernis considera la obra como «una instalación de vídeo que, en lugar de emitirse en una sala de cine, se hace en otro tipo de lugar distinto, y eso genera una magia especial con los visitantes».

El comisario añade que «existe una conexión entre la sala con el escenario en el que se ha realizado la producción». La película está protagonizada por Alma Söderberg y Nilo Gallego.

Los dos personajes, en sincronía o en total desacorde, indagan en la potencia sonora y el espacio de la cámara sin coincidir nunca en pantalla. El ruido aterciopelado de una alfombra que él arrastra por toda la sala, el clin-clin de los platillos que suenan a cada tirón, la fricción de la mano que roza el suelo de madera o el ritmo metálico al remover cucharas, cuchillos y tenedores, conforman un festín para los oídos que, por sorpresa, despierta y pone en alerta al resto de sentidos.

Se trata de la primera muestra individual de Alex Reynolds y lo realmente interesante de este proyecto artístico tiene que ver con su resistencia a la interpretación, que no se agote todo al primer vistazo. 

Ese embrujo provoca el atractivo de la película, un hallazgo que distingue la obra de la videoartista.

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