Los límites de re-inventar a Dalí y Hergé desde el cómic

A diferencia de lo que sucede en el ámbito cinematográfico, donde el ensayo visual reutiliza imágenes cinematográficas anteriores de todos los tiempos, en el cómic y en la pintura, la reapropiación puede resultar todavía problemática

28 noviembre 2021 09:48 | Actualizado a 29 noviembre 2021 07:47
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Cuando, hace algo menos de una década, el Centro Pompidou, con el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, la Fundación Gala-Salvador Dalí y el Salvador Dalí Museum, programó una gran muestra sobre la obra de Dalí, encargó al dibujante francés Edmond Baudoin una obra biográfica sobre la trayectoria del pintor surrealista. Sin embargo, las restricciones sobre la posibilidad de reproducir sus lienzos impedían a Baudoin mostrarlos o re-dibujarlos, con lo que tuvo que reinventar todo el imaginario de Dalí, generar nuevas e hipotéticas telas y universos dalinianos que, sin duda, y de manera paradójica, al final redundaron en la calidad, fascinación e inventiva visual del extraordinario álbum Dalí (Astiberri).

A diferencia de lo que sucede en el ámbito cinematográfico, donde el ensayo visual, de Chris Marker, Harun Farocki o Jean-Luc Godard a los trabajos que, en la actualidad, firman autores tan diferentes como Hito Steyerl, Cristina Álvarez y Adrian Martin, Frank Beauvais o Chloé Galibert-Laîné, reutiliza, reinterpreta y fagocita imágenes cinematográficas anteriores de todos los tiempos, en el cómic y en la pintura la reapropiación puede resultar todavía problemática, en particular cuando se refiere a universos creativos con un potencial comercial como el de Dalí, Disney o Hergé.

Ejemplo de eso es la interminable década de litigios legales afrontados por Dan O’Neill tras realizar una divertida sátira de Mickey Mouse en el cómic Air Pirates Funnies en 1971, en la que mostraba, entre otras cosas, a Mickey y Minnie teniendo relaciones sexuales por vez primera en prisión. De manera reciente, el pintor Xavier Marabout, cuyas fascinantes pinturas reubican a Tintín en los lienzos de Edward Hopper, ganó una batalla legal por preservar la posibilidad de exponer y vender sus lienzos.

En la retitulada Simalia -el título original era Syldavia-, una exposición del artista Nacho Simal comisariada por Mery Cuesta en la Galería Cromo y recientemente clausurada a causa de la solicitud legal de Moulinsart, y en el ensayo gráfico Simal, el universo de Hergé y, más concretamente, el álbum El cetro de Ottokar aparece reinterpretado y concebido como espacio de mutación.

Así como los lienzos exploran la desintegración del personaje de Tintín, el cómic ahonda en la irrupción de las potencias de la desmaterialización y lo extraño que ya estaban presentes en el equilibrio diáfano de las secuencias de Hergé. Cabe, ante la clausura de la exposición y la imposibilidad de circular de los ejemplares del cómic, preguntarse ¿por qué la reapropiación es todavía un capítulo pendiente del cómic?

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