Manuel Vilas: «Si no existe el amor a primera vista no existe el mundo»

En 'Los besos', el poeta y escritor de Barbastro narra una historia de amor romántico entre dos personas maduras, una relación entre el erotismo y la ternura como revulsivo contra el confinamiento y la crisis mundial de la Covid-19.

28 septiembre 2021 17:23 | Actualizado a 29 septiembre 2021 13:54
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El coronavirus ha confinado el mundo. En esa situación extrema, nunca vivida antes, dos personas se enamoran y se olvidan del resto. Esta es la historia de Los besos, de Manuel Vilas (Editorial Planeta), en la que Salvador, un escritor prejubilado, cerca de los 60 años, afronta el encierro obligado en la sierra madrileña. Allí conocerá a Montserrat, la tendera del pueblo, de la que se enamora. Los besos es una narración poética, una novela que ensalza el amor pasional y erótico, también en la edad madura. Una novela de amor romántico e idealizado y al mismo tiempo, carnal. El autor se vale de Cervantes y del Quijote para utilizarlos como hilo conductor del relato, en el que tampoco faltarán referencias al momento sociopolítico actual. Entre otras obras, Vilas es también autor de El luminoso regalo, Setecientos millones de rinocerontes, Lou Reed era español o Listen to me. Su obra lírica se ha compilado en Amor y en Poesía completa. Twitter: @Granvilas; Facebook: Manuel Vilas; Instagram: manuel.vilas

En estos tiempos en los que el amor romántico se censura usted lo ensalza.
Pero con precauciones. Es una novela de amor romántico, aunque el protagonista también sabe que hay una decepción detrás de la idealización del amor. Es decir, él se encuentra en una disyuntiva. Por una parte, idealizar te lleva a la decepción, indudablemente. Pero por otra, no hacerlo te conduce a una vida bastante decepcionante. Y yo creo que es una disyuntiva que existe en la vida de la gente. 

Salvador, el protagonista escoge idealizar.
El narrador sabe perfectamente que el amor romántico está en crisis y aun así apuesta por él, efectivamente. En estos momentos socialmente ha habido muchas cosas que han puesto el amor romántico en duda, pero justo al final de la novela este problema se resuelve. Aunque Los besos trate del amor romántico, también contiene esa idea de que está en crisis, dentro lleva implícita la crítica.

 

 

¿Se ha enamorado alguna vez a primera vista?
Claro que sí. La novela viene a decir prácticamente que si no existe el amor a primera vista no existe el mundo. Es como si de repente todo dejara de tener sentido. Claro que es un ideal, es una utopía, es una novela llena de utopías. El ánimo que tiene es decirle al lector que las utopías tienen que seguir existiendo.

Una utopía en medio de una realidad tremenda como la Covid.
Es un poco lo que pasa en la película Casablanca, cuando Humphrey Bogart le dice a Lauren Bacall: El mundo se está derrumbando y nosotros nos enamoramos. Es decir, el mundo está metido en una catástrofe, en este caso es el coronavirus y dos personas se enamoran y de repente lo importante es la historia de amor y no lo que está pasando globalmente. Esa era una de las cosas que quería que el lector viera. Cómo es posible que de repente para dos seres humanos el mundo carezca de sentido porque entre ellos ha nacido el misterio del amor, un misterio maravilloso.

 

Por una parte, idealizar te lleva a la decepción, indudablemente. Pero por otra, no hacerlo también te lleva a una vida bastante decepcionante. Y yo creo que es una disyuntiva que existe en la vida de la gente.

Justamente en ese misterio resalta los besos, prohibidos.
De ahí el título también. De repente estaban prohibidos y en la novela hay toda una reivindicación de los besos, así como toda una exploración erótica de lo que son. Porque los besos siguen siendo, en mi opinión, una cosa muy misteriosa, es el principio del amor. Y también es un momento muy complicado, ya que existe el rechazo al beso. Kundera decía que la coquetería es la posibilidad de que vaya a haber sexo, pero no la seguridad.

Hay quien dice que si el primer beso no va bien, la relación ya no funciona.
Por ejemplo. El beso es la primera llamada a la puerta del otro. existe la aceptación del beso y ese es el momento del subidón romántico. Se produce ese momento maravilloso y ese subidón que es el triunfo de la vida. El narrador es muy adicto al enamoramiento, está obsesionado con que la belleza y el gran misterio de la vida está ahí. 

 

Si en mis novelas no aparece la realidad sociopolítica, me parece que es como si estuviera hablando de un cuento de hadas.

Y a todas las edades.
Esa es otra idea que la novela quiere defender, la de que el amor a la edad madura es tan necesario como a los veinte años porque ha habido una tendencia, que cada vez se da menos, a ridiculizar los amores de personas mayores. Socialmente cuando un señor o una señora de 60 o 70 años se enamoraban parecía como algo ridículo, casi insensato. Y es muy injusto porque la celebración de la vida, la idea de sentirte plenamente vivo, pasa por estar enamorado. Entonces, ¿por qué le vas a quitar esa dicha a la gente solo porque se hayan hecho viejos? Pero esto no es tan fácil porque socialmente la gente no lo ve bien. Por ejemplo, los hijos de padres divorciados cuando su padre o su madre se vuelve a enamorar prácticamente los censuran. ¿Y por qué no? Es decir, el hijo se puede enamorar y la madre o el padre, no. A mí eso me parece que casi tiene un trasfondo político, de injusticia. Socialmente ahí tampoco se ha avanzado mucho.

Si tuviéramos que revisar socialmente lo que hemos avanzado...
Nos llevaríamos unos chascos tremendos. Pero, por ejemplo, sí que ha habido un avance en la idea de pareja. La pareja ahora no es un hombre y una mujer. En mi novela sí, pero pueden ser dos hombres o dos mujeres. Esto sí que está ya absolutamente aceptado, salvo en los cromañones habituales. Sin embargo, se sigue criminalizando la vejez en la mujer.

 

La novela quiere defender que el amor a la edad madura es tan necesario como a los veinte años. Ha habido una tendencia, que cada vez se da menos, a ridiculizar los amores de personas mayores.

Cierto.
Esto ocurre por ejemplo en Hollywood. Tú ves a Clint Eatswood con 90 años y te parece interesante. Sin embargo, una señora de 90 años automáticamente está marginada de la escena social y ella misma lo quiere. Si pensamos en Greta Garbo, ella se escondió en un apartamento de Nueva York y no salió jamás de allí porque no quería que la vieran envejecer. Es decir, hay todavía muchas cosas en ese terreno que son muy antiguas.

¿Cuánto tiene que durar un beso para que sea bueno?
Depende la pareja. En el subidón del enamoramiento de los primeros besos ninguno de los dos quiere apartar los labios porque parece que eso puede resultar una decepción para el otro. Pero toda esa exploración del erotismo está en los besos.

 

Si nos cargamos el amor romántico, qué nos queda. Esa es la pregunta.

Y en medio del erotismo, el golpe de Estado de Tejero y la huida del rey emérito.
En todas mis novelas hay política, no lo puedo evitar. Si no aparece la realidad sociopolítica, me parece como si estuviera hablando de un cuento de hadas. Y en esta aparece el rey marchándose de España.

Todo el espectro político es ampliamente criticado por Salvador.
Es muy crítico, los machaca a todos. Él hace unos análisis muy diabólicos porque se pregunta que relación tiene una carrera política con la defensa de los intereses comunes de una ciudadanía. Y lo analiza en función de todos los partidos. 

Y la Monarquía.
Se pregunta si en 1981 el rey salvó la democracia española o salvó su negociado. Me gusta incluir esas apreciaciones porque mientras los políticos y los historiadores tienen opiniones serias y fundadas, la literatura hace fotos sobre la realidad sociopolítica más inesperadas, desde otro ángulo, y también distinto al de los medios de comunicación. Y creo que eso es necesario.

 

 

Junto a los besos prohibidos, están los olores...
En realidad, toda la novela es un himno al erotismo y el protagonista ve erotismo en todas partes. Respirar, oler, beber un vaso de agua, dar un paseo, tocar un árbol, todo eso es erótico para Salvador. Él piensa que la vida en sí misma es un acto erótico. Pero Montserrat también es muy erótica.

Pero es más realista.
Montserrat ha arraigado en la vida porque tiene un hijo. Arraigar significa ser realista. Él no lo ha hecho y por eso se le va tanto la olla.

Abre 'Los besos' con una cita de Franco Battiato.
La novela la escribí durante el confinamiento y la cita de Battiato la incluí cuando murió, en el momento de entregarla. Yo he sido fan suyo toda mi vida y cuando murió volví a escuchar La estación de los amores.

 

La novela es un himno al erotismo y el protagonista ve erotismo en todas partes. Respirar, oler, beber un vaso de agua, dar un paseo, tocar un árbol, todo eso es erótico para Salvador.

Sin amor ¿qué nos queda?
Ese es el punto grande. La civilización avanza y se ha ido cargando muchas cosas que a lo mejor eran rémoras. Pero si nos cargamos el amor romántico, qué nos queda. Esa es la pregunta, que además se resuelve al final.

Nos queda Tinder.
Este es el problema. El mundo avanza en muchas cosas. Por ejemplo, en temas sexuales ahora hay poliamor y crítica al heteropatriarcado, que son avances sociomorales importantes. Es verdad que el amor romántico ha sido una construcción cultural, que todo son construcciones culturales y que todo puede ser destruido intelectualmente porque en todo vamos a encontrar falsedades. Pero si en uno de esos avances le das también en el corazón del romanticismo y te cargas el amor romántico, la vida se empobrecerá, se quedará en nada, ya no tendremos vida interesante en este mundo. Ahí está la novela.

 

 

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