A finales del siglo XIX y principios del XX, Clotilde Cerdà, Clotildina, cuarta hija de Clotilde Bosch e Ildefonso Cerdà, destacó como arpista excepcional, fue una niña prodigio. Recorrió el mundo entero acompañada de su madre y mentora. Con los años, aconteció una gran pedagoga, defensora de las libertades, feminista, masona, a veces contradictoria, pero siempre veraz y humana. Todos estos rasgos de la personalidad de la artista son los que han cautivado a la escritora Maria Carme Roca para escribir su última novela Les illes interiors (Columna Edicions), que presentará el martes en el Centre de Lectura de Reus (19 h) y el 1 de febrero en la Llibreria Adserà de Tarragona (19 horas).
La novela gira en torno a la vida de Clotilde Cerdà. ¿Cuándo la descubrió?
Alrededor de 2017 descubrí a Clotilde Cerdà. Hasta entonces, no había escuchado hablar de ella. Después, a medida que fui investigando su vida, me quedé fascinada por esta gran artista, que también era concertista, compositora, editora, escritora... Una persona que, conforme pasaban los años, se centró en ayudar a los demás, desde sacar a personas de la prisión, crear una academia para mujeres, etc. Aunque es un personaje increíble, es desconocida. Por ello, la novela pretende dar a conocer su vida.
Buena persona y con un carácter excepcional.
Sí. Me cautivó su fuerza de voluntad, puesto que admiro mucho a las personas que sacan adelante sus proyectos, aunque a veces todo vaya en su contra. También me fascinó saber que, además de ser un genio, era buena persona, y más teniendo en cuenta que tuvo que afrontar circunstancias que no le eran nada favorables.
Ser mujer en mitad del siglo XIX tampoco era de gran ayuda.
Cierto. Si no hubiese sido por el apoyo que tuvo de su madre, Clotilde Bosch, la joven Clotilde Cerdà no hubiese podido salir adelante, por más prodigio que fuese del arpa. Su madre la acompañaba, le procuraba contactos, las actuaciones, etc.
Con 12 años ya dio su primer concierto.
Fue muy precoz, de ahí la importancia de tener el apoyo de su madre, porque de lo contrario o hubiese tardado más en destacar o no hubiese brillado tanto.
¿Cómo ha sido el proceso de investigación del personaje?
Cuando te comprometes contigo misma y decides escribir una novela sobre un personaje concreto, en este caso Clotilde Cerdà, hay cosas que las descubres poco a poco, sobre todo lo que a su trayectoria profesional se refiere. En cambio, no ha sido tan fácil en lo personal, por lo que la novela intenta llenar estos vacíos.
Todavía existen incógnitas.
A través de la novela he intentado dar respuesta a cuestiones como quién era su padre biológico o por qué no se conserva ningún registro de lo que ella tocaba, con el bien entendido de que hay aspectos que no puedo asegurar que así fuesen, porque he escrito una novela, no un ensayo. No obstante, creo que me he acercado a la verdad.
Aunque lldefons Cerdà no era el padre biológico de Clotilde, ambos compartían rasgos de genialidad.
A su manera, cada uno se esforzaba por ayudar a los demás y contribuir a crear una sociedad más igualitaria. A la hora de trabajar, eran personas muy concienzudas, él en el campo de la ingeniería y el urbanismo, y ella en el campo de la música y el arte.
‘Les illes interiors’ es un título con un doble significado.
Por un lado, es una picada d’ullet a las islas interiores que no se hicieron como Ildefons Cerdà proyectó, y, por otro lado, hace referencia a los recuerdos, buenos y no tan buenos, que todos guardamos y donde nos refugiamos.
¿Cuáles son sus islas interiores?
Con los años, aunque las islas interiores no tan buenas también existen, he aprendido a mimar y cuidar las islas interiores positivas, y a las que solo viajo yo.
Las amistades son importantes a lo largo de la vida. En la novela, este papel se lo otorga al personaje de Àngela Ferrerons.
Sí. En la vida, todas las personas tenemos amigas y amigos en los que nos apoyamos. Así, en la novela Àngela Ferrerons es el personaje de ficción que me sirve para que Clotilde tenga los pies en la tierra, puesto que era una niña muy protegida y ocupada, al contrario de Àngela que pertenece a la clase humilde. No obstante, entre ambas surge una amistad profunda que ayuda a Clotilde a acercarse a la realidad de una manera más directa.
¿Qué podemos aprender de Clotilde Cerdà?
El saber adaptarse a las circunstancias, ya que fue una persona camaleónica. Consciente del ‘poder’ e influencias que llegó a tener, supo que podía aprovecharlas para ayudar a los demás. Ni más ni menos, pidió al presidente de México, Porfirio Díaz, el indulto de José María Téllez. Clotilde Cerdà es un ejemplo de cómo cada uno de nosotros podemos cambiar el mundo con nuestras acciones.
¿Qué siente cuando viaja por la historia a través de sus novelas?
Viajar por la historia es una herramienta que, en primer lugar, me sirve para aprender, y, en segundo lugar, me divierte muchísimo. Tengo mucha curiosidad y las novelas me permiten cultivarla.
Si no hubiese sido por el apoyo que tuvo de su madre, Clotilde Bosch, la joven Clotilde Cerdà no hubiese podido salir adelante
