Las novelas de Elísabet Benavent son como ese cálido refugio donde uno se siente como en casa. Sabemos de antemano ante qué tipo de trama nos vamos a encontrar, así que uno se permite disfrutar relajadamente de una nueva intensa relación de amor.
Cuando una escritora, Elsa, se siente tan atrapada en el mundo y el personaje que ella misma ha creado, la ruptura con su pareja (‘Él’) y un ataque de ansiedad brutal antes de las firmas de Sant Jordi, le hacen romper con todo mudándose a vivir a París y matando a Valentina (que no Valeria...), el personaje de ficción para sus libros que la lanzó a la fama.
A su vez, un interesante y maduro pianista español llamado Darío, rompe en su piso de París con Geraldine, su pareja, y se muda al piso que sus padres, casualmente vecinos de Elsa, tienen en Madrid.
Entre rellano y ascensor ambos se conocen de forma fortuita y conectan rápidamente. Se caen bien de inmediato y también se atraen tanto físicamente como en lo que se refiere a sus caracteres. Pero Elsa está algo perdida anímicamente ya que, a sus luchas internas a nivel profesional, se suma el dolor que arrastra su corazón por el final con ‘Él’ y la toxicidad que le aporta la relación de puro interés sexual que mantiene con Martín, un hombre con pareja.
Cuando uno se encuentra en un momento vital tan removido, poner tierra de por medio siempre parece una buena idea. París, Costa Rica... ¿quizá también Atenas? Pero difícilmente ese dolor no nos acompañará en nuestra maleta cuando el destino clave en realidad es nuestro interior.
Últimamente Benavent aparece de forma sutil en sus novelas, pero en este nuevo libro las similitudes entre la protagonista y la escritora parecen ser más palpables, amén de lo que nos indica la propia autora en la despedida. Aunque desconozco cuántas similitudes personales habrá en momentos descritos en este libro, creo recordar que Benavent también sufrió una ruptura amorosa dolorosa con alguien importante; pero es que la protagonista de Cómo (no) escribí nuestra historia (Elsa Bena...vides), tiene cierto parecido físico con la escritora, además del pelo teñido en color verde. Quién sabe si también quiso acabar electrocutando a su Valeria.
Otro dato entrañable es que cada capítulo tiene por nombre el título de otro libro y, además, guarda una leve relación con él.
De las últimas novelas de la valenciana, les avanzo que quizá es la más romántica de todas, porque se entrevé el amor verdadero, desde el respeto, la comprensión y la compasión. ¿Que a cual de los tres me refiero? ¿Quién habló de hombres cuando está en juego el más el amor más importante de todos? El propio.
Cómo (no) escribí nuestra historia
Autor: Elísabet Benavent
Editorial: Suma de letras
Páginas: 588
