El Nàstic se reencuentra y gana a la Real Sociedad B (2-0)

Debut idílico de Dani Vidal en el banquillo del Nou Estadi con un partido en el que se pudo ver las señas del ADN grana. Guillermo abrió la lata y Joan Oriol certificó el triunfo desde los once metros

05 marzo 2023 12:08 | Actualizado a 05 marzo 2023 13:59
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Hace siete días la afición grana se iba resignada del Nou Estadi. Decepcionada con sue equipo. Más allá de la derrota (0-4), no conectaban con sus chicos. Este domingo, la situación ha dado 180 grados. El Nàstic ganó de la manera que le encanta a la grada. Nada que ver con hace una semana. Ni en actitud, ni en juego. Si ante el Eldense el descalabro fue escandaloso, con la Real Sociedad B (2-0) se vio el Nàstic que todos quieren. El equipo que pide el Nou Estadi. Mucho más trabajado. Agresivo. Que muerda desde el primer minuto. Que los rivales sientan temor de pisarlo. Y eso no se consigue con terapias de grupo, ni charlas continuas, sino con argumentos futbolísticos. Ofreciendo a los jugadores las consignas. Unas directrices claras y entendibles. Es lo que ha hecho Dani Vidal desde que asumió las riendas del primer equipo. Con una semana tenía para tocar las teclas justas. Y lo hizo. Porque nada mejor que un técnico formado en casa, del Nàstic, para saber perfectamente qué se exige de los jugadores que lucen el escudo tarraconense en el pecho.

Tampoco es que cambiara mucho el once. Apenas tres retoques. Entraron Quintanilla, Robert Simón y Pol Domingo. Suficientes para darle al equipo la cara que quería. Esos rasgos identificativos. Como la presión en la salida. Un agobio que provocó pérdidas en los primeros pases visitantes. No siempre, porque los jóvenes txuri-urdin tienen una calidad endiablada, pero sí que generó las primeras ocasiones y la sensación de que los granas eran como una manada de lobos hambrientos.

Ese ánsia incrementó aún más el ambiente positivo que se detectaba en el Nou Estadi. Había ganas de que saliera bien. Que Dani Vidal, uno de los suyos, de verdad, tuviera un buen inicio. El técnico tarraconense no paró en todo el partido. Dando indicaciones. Aprovechando cualquier parón para conversar con uno de sus jugadores y ajustar detalles. Incluso ayudándose con papel y boli para especificar movimientos. Un entrenador del siglo XXI.

El partido comenzó tal y como estaba marcado en el guion. Con el 1-0. Guillermo Fernández se reencontró con el gol en una triangulación aérea. De Trilles a Marc Fernández y del barcelonés a un Guillermo que cabeceó a la red. El delantero bilbaíno tuvo el 2-0 en dos ocasiones. La primera, un mano a mano, que se topó con el poste y la segunda un centro de Robert Simón al que no llegó por centímetros.

Los cambios en la cara del equipo no se concentraron en ataques veloces, con ataques por la banda y pases filtrados por dentro, en defensa también hubo una mejora evidente. Un paso adelante forjado en el carácter. Hubo concentración y ajustes para cumplir con las indicaciones del banquillo, pero también mucha raza para tirarse al piso a tapar disparos, levantarse inmediatamente y seguir colaborando en mantener la portería a cero. Como espartanos en Las Termópilas.

La Real Sociedad B exhibió todo el talento que le ha llevado a auparse entre los primeros de la tabla. Un equipo plagado de futbolistas que ya han saboreado la Primera División. Tuvieron sus momentos, pero sufrieron para poder hacer mínimamente su juego.

Pol Domingo tuvo que abandonar el partido a falta de cinco minutos para el descanso por un desequilibrio en el salto peligrosísimo que le hizo caer con el cuello en una posición muy fea. No hubo mayor castigo para el futbolista txuri-urdin que la falta, mientras Manolo Martínez se ganaba la amarilla por las protestas.

La segunda mitad, a nivel defensivo, fue mejor. La presión fue más efectiva y mantuvo a raya al cuadro donostiarra. Siempre lejos del área. En cuanto se acercaban a los dominios de Manu García los jugadores granas se avalanzaban sobre sus rivales. Tendían emboscada tras emboscada. Ni un tiro limpio permitieron.

Hacía falta un segundo, que llegó desde los once metros. Aarón Rey arañó un penalti con un recorte dentro del área que secó al rival. Joan Oriol, el capitán, no falló. El 2-0 dio tranquilidad, aunque tampoco se sufrió por encajar en un segundo tiempo controlado totalmente. Tres puntos para respirar y para recuperar la ilusión por un equipo reconocible. Este es el Nàstic.

FICHA TÉCNICA

Nàstic. Manu G., Pol Domingo (Tirlea, 40’), Quintanilla, Trilles (Josema, 74’), Joan Oriol, Montes, Montalvo, Robert Simón (Nil, 57’), Aarón Rey (Pochettino, 74’), Marc Fernández y Guillermo F. (Marc Álvarez, 57’).

Real Sociedad B. Unai Marrero, Jokin (Carbonell, 79’), Jonathan, Aranbarri, Ezkurdia (Ekain, 68’), De Zárate, Magunazelaia (Agirre, 68’), Olasagasti, Ander (Zoilo, 79’), Gorrotxategi y Pablo Marín.

Goles. 1-0, Guillermo F. (6’); 2-0, Joan Oriol de penalti (63’)

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