Ayer, en el vestuario del Palau Blaugrana, había euforia, disparos de champán y cánticos de derroche. Entre esa alegría y los abrazos, Ramon Margalef, el segundo entrenador del Reus, les recordó a los jugadores un dato importante, que no quería pasar por alto. «Que sepáis que me habéis dejado sin despedida de soltero, solo os lo perdonaré si ganamos la final».
Margalef, reusense de cuna, se casa el próximo 25 de junio en la ciudad y sus amigos más cercanos le habían preparado la despedida de soltero para el próximo fin de semana, cuando los rojinegros disputarán los dos primeros partidos de la gran final del campeonato en A Coruña, ante el Liceo. «Cuando programé la boda, no pensé en la despedida, era cosa de los amigos. Yo calculé el primer fin de semana sin competición, en caso de que llegáramos a la final», confiesa.
Sus colegas más íntimos, entre los que se encuentra el capitán del equipo Joan Salvat, cancelaron los planes de viaje a Ibiza ayer a la medianoche, justo cuando se confirmó la machada en Barcelona. Ya no había vuelta atrás. Deberá juntar esos planes con el día de la boda, a la que asistirán más de 200 invitados, con algunos miembros de la primera plantilla y del staff incluidos.
Ramon Margalef ejerce como mano derecha de Jordi Garcia, aunque además es el primer entrenador del filial, que milita en Primera Nacional Catalana. De hecho, de la mano del entrenador ascendió el pasado verano.
