El miedo al vacío se apodera de los negocios a pie de la N-340

Incertidumbre y pesimismo. Así es cómo ven el futuro los establecimientos de las carreteras que verán cómo los camiones de los que vivían son obligados a circular por la autopista

04 septiembre 2018 16:29 | Actualizado a 08 septiembre 2018 15:17
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El desvío obligatorio de camiones hacia la AP-7 y la AP-2 ha vaciado de vehículos pesados los tramos más conflictivos de la N-340 y la N-240 en el primer día laborable de implantación de la medida, pero ha llevado la incertidumbre por su futuro a los propietarios de empresas y negocios situados a pie de carretera, como talleres y restaurantes.

Es el caso de un taller de reparación y venta de camiones en Camarles, establecido al lado de la carretera desde hace 18 años. Sus encargados explicaban ayer al Diari que absolutamente todos sus clientes, el 100%, son camiones. «Nos han provocado una desgracia. Habrá muchos problemas para mucha gente, para muchos negocios que se ganan la vida en la N-340», aseguran. «Dicen que es por la seguridad, pero a nosotros nos parece una chapuza. Las autopistas están ya pagadas de sobra. Deberían de poner un precio simbólico o hacerlas gratuitas para todos», valoraban. «Los camiones van muy controlados con los descansos y las velocidades, no nos parece que los accidentes solo sean por ellos».

Para los encargados de la gasolinera Cepsa en la N-340 en Amposta, el futuro es también incierto. «Nos vamos a ver muy perjudicados», explica la encargada, que lleva 17 años trabajando en esta área de servicio. «El 80% de nuestros clientes son camiones. Ya hacía tiempo que lo veíamos venir, con tantos cortes de carretera y manifestaciones. Y ya nos han advertido desde arriba que, según como vayan las cosas, esta gasolinera podría cerrar».

Quien está ya buscando alternativas ante la noticia es ‘Alas estaciones de servicio’, en L’Ametlla de Mar, que explican que «como esto ya se preveía desde el año pasado, estamos construyendo una nueva gasolinera en la entrada de la autopista en L’Hospitalet». Afirman que se han preparado para el golpe,  y también coinciden en que «no hay tantos accidentes con camiones desde que pusieron la doble línea continua y las rotondas».

Por supuesto, otro de los negocios clásicos que dependen en gran medida de la clientela de transportistas son los restaurantes de carretera, que auguran un mal futuro, como el Hostal Baix Ebre de Amposta, varios a pie de carretera de les Cases d’Alcanar o el restaurante Censals de L’Ametlla de Mar, a quien, a pesar de no tener una clientela específica de transportistas, no le parece justa la medida, «ya que hay muchísima gente que vive de esta carretera».

«Servimos 300 comidas»

Si esto sucede en el tramo ebrense de la N-34o, la situación no se vislumbra mejor en la parte norte. El restaurante 101 Bocatas, de Bellvei, a pie de la N-340, es uno de los puntos de parada habitual de camioneros. Hay noches en las que han llegado a pernoctar hasta 97 camiones en su aparcamiento. «Servimos 180 cenas y 300 comidas», explica Rosa Flores, gerente de un complejo muy pensado para los conductores, ya que además del restaurante y el párking vigilado tiene una gasolinera.

Son estos servicios y la costumbre de los camioneros los que animan a Flores a pensar que la restricción del paso de camiones por la carretera quizá no sea tan grave para su negocio. «Los camiones tienen dispensas para salir de la autopista cuando van a cenar, comer, repostar o pernoctar en sus lugares habituales». Así, cree que el 101 Bocatas seguirá siendo punto de concentración de camioneros. De hecho, es uno de los recomendados por los propios conductores con cinco estrellas entre La Jonquera y Tarragona.

Pero los camioneros no tienen tan clara esa dispensa ni cómo se aplicará. Porque esos puntos de carretera preferidos por los camioneros quedan alejados de salidas de la autopista. Cornelio circulaba ayer por la autopista AP-7 y paró en el área del Penedès en su trayecto entre Valencia y La Jonquera. Normalmente va por la carretera, pero esta vez ha pasado a la autopista. Y eso que es empresario con una flota con diversos vehículos. «Queremos claridad. Que nos digan si podemos salir de la autopista para comer, repostar o pernoctar. Porque el coste del peaje es elevado y las condiciones y precios de las áreas de servicio no son las mismas que las que encontramos en pueblos y carreteras».

No obstante, los camioneros se muestran reacios a dejar los restaurantes y zonas de descanso a las que acuden desde hace años y en las que incluso les aplican bonificaciones por ser clientes asiduos. Siempre, claro está, que les pillen de paso, que no tengan que desviarse demasiado ni parder mucho tiempo para acceder hasta ellos. Pero además muchos de estos restaurantes son también muy visitados por los vecinos de los pueblos del entorno.

Montblanc, a la expectativa

La medida también afecta a la N-240, entre Montblanc y Lleida. «En noviembre me plantearé qué hago con el negocio», afirma Josep Mateu, el arrendatario de un bar que está muy cerca de la empresa Mahle en Montblanc. «Aquí venían muchos camiones a descargar», añade. Aún es pronto para decidir el futuro, pero Mateu destaca que él se verá perjudicado. 

Otra parada obligatoria para los camiones era el Restaurante de Tarrés (en la provincia de Lleida). Allí podían comer un menú por un precio muy bueno. «Era el único lugar que tenían para comer. Cada día teníamos unos 30 camiones; ahora nob hay ninguno», comenta la propietaria, Yolanda Partida. Ahora se convertirá en un restaurante para los vehículos de paso, o para gente que trabaja a los pueblos cercanos. «No es buena esta medida y no estamos de acuerdo», concluye la propietaria.

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